miércoles, 5 de noviembre de 2008

El sueño, más cerca

Sí, señor. Unos dirán que no significa tanto, otros dirán que no ese trata más que de otro esclavo del sistema, pero yo creo que no, que al margen de las lecturas y consecuencias políticas de su elección, la llegada de Barak Obama a la Casa Blanca marca un hecho histórico. La elección de un hombre negro como Presidente de los Estados Unidos, es uno más de los logros del movimiento por los derechos civiles, iniciado en los años cincuenta y capitaneado el reverendo Martin Luther King.

Un logro más como las medallas de oro teñidas de orgullo racial de Jesse Owens en las olimpiadas del Berlín nazi de 1936, o los puños en alto de Tonmie Smith y John Carlos en las de México del 68; un logro más como la formación de la escuadra Tuskegee de pilotos afroamericanos, como la negativa de Rosa Parks a cederle su asiento en el autobús a un hombre blanco en Montgomery, en 1955, y el posterior boicot al servicio de transporte público por parte de toda la población negra de la ciudad; un logro como el de los primeros negros admitidos en institutos y universidades, el de los primeros a los que se les permitió usar el mismo lavabo que a los blancos o bañarse en la misma piscina.


La prensa -nunca os fiéis de la prensa, os lo dice un periodista-, maestros en desapasionar asuntos, le quita hierro al tema y dice que Obama es un negro "poco negro", que ha vivido como un blanco, que parte de su familia es blanca... Ésa no es la cuestión. El hecho es que, desde el 20 de enero de 2009, habrá un afroamericano en el Despacho Oval. Y eso es histórico. Eso es bueno. También a algunos artistas que abrieron sendas para los de su raza, como Sammy Davis Jr. o Sidney Poitier, les acusaron de venderse, de adoptar un estilo blanco para triunfar entre éstos. Pero la realidad es que, gracias a ellos, muchos pudieron llegar alto, triunfar, y codearse con esos mismos blancos.

No importa cómo haya llegado, no importa lo que haga durante su mandato. No prohibirá la tenencia de armas ni hará del país una nación pacifista, está claro. Auqnue quisiera, de hecho, no se lo permitirían. La cuestión de peso, al menos la que a mí me importa, es que hace tan sólo cincuenta años, en varios estados sureños ahorcaban, mutilaban, violaban y acosaban a la población afroamericana con total impunidad. Se les negaban derechos mínimos, y a los "cruzados de la libertad", los blancos que intentaban protegerlos y luchar con ellos, se les ultrajaba y asesinaba con el mismo desprecio. Que medio siglo después un negro se haya convertido en el hombre más poderoso de Estados Unidos -al menos sobre el papel-, debe ayudarnos a entender por qué miles de personas, como el reverendo Jesse Jackson, han derramado sus lágrimas de emoción esta mañana.

"Yes, I can!", gritaban hace cincuenta años en sus movilizaciones. Sammy Davis incluso grabó una canción con este título. La pasada noche, en Estados Unidos, millones de hombres y mujeres, blancos y sobre todo negros, recuperaban esa proclamación: "¡Sí, yo puedo! ¡Sí, podemos!"

Supongo que, en alguna parte, Katie Hepburn se habrá acercado a Spencer Tracy para susurrarle: "Adivina quién ha salido esta noche..."

Para celebrar el evento -insisto, en este momento me traen sin cuidados sus proyectos políticos-, os dejo una canción y un vídeo. La tema musical es, por supuesto, We shall overcome, 'Venceremos', el himno por antonomasia de la lucha por los derechos de los afroamericanos. Es un tema gospel, compuesto por el reverendo Charles Tindley, que fue adaptado y popularizado por Pete Seeger, del que pincho aquí una emocionante actuación en el Carnegie Hall de Nueva York, a comienzos de los sesenta, en plena lucha por los derechos civiles.


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We shall overcome

Venceremos, venceremos
Venceremos, algún día
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Caminaremos de la mano, caminaremos de la mano
Caminaremos de la mano, algún día.
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Viviremos en paz, viviremos en paz
Viviremos en paz al fin
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

El mundo entero, el mundo entero
El mundo entero, un día.
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Y no tenemos miedo, no tenemos miedo
No tenemos miedo, hoy
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Venceremos, venceremos
Venceremos, algún día
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

En cuanto al vídeo, para los que sientan interés, aquí tenéis los cinco minutos clave del popular discurso de Martin Luther King I Have a Dream, con sus correspondientes subtítulos incluidos. El 23 de agosto de 1963, más de 250.000 personas marcharon hacia Washington para celebrar ante el Capitolio una serie de actos de los que este discurso fue el gran colofón. Haced un esfuercito y aguantad hasta el final. De vez en cuando, merece la pena escuchar cosas que pueden calar tanto en el alma de un ser humano.

6 comentarios:

François de Fronsac dijo...

Yo también tengo el sueño de que podré pasear por determinadas partes del mundo diciendo que soy blanco, o que soy cristiano, o que mi compañera no tenga que taparse hasta los ojos... Y también que los osos polares recorren el ártico sin límite, que el grosor del hielo aumenta, que...
Yo también tengo el sueño de que se acaba el cambio climático, ojala, ojala sea posible con Obama.
Ese es el gran sueño que tenemos pendiente los humanos: el de sobrevivir como especie, seamos blancos, negros, afroamericanos, afroeuropeos, euroafros, euroasiaticos, asiaticoseuros, o lo que seamos...

Javier Márquez Sánchez dijo...

Muy bonito, Paco. Permíteme compartir tu sueño...

Violeta J. dijo...

Peazo de post!! Los pelos como escarpias se me han puesto, Don Javier!!
Estamos cada vez más cerquita de esa igualdad que todo el mundo proclamamos a voces y que algunos la hacen imposible. Seguiremos luchando para conseguir el sueño que Francisco Javier tiene, y que compartimos muchos de nosotros!!

Besotes!!

Javier Márquez Sánchez dijo...

Otros para ti, guapa!!

sempiterna dijo...

Obama ha sido el nombre más repetido en todos los medios de comunicación hoy. Todos se hacen eco del lema de la campaña "change we need" (el cambio que necesitamos).

Ahora al entrar en su web se lee: "thank you" (escrito imitando el puño y letra) y "change can happen" (el cambio puede tener lugar), dando como realidad esa posibilidad que esta persona puede traer consigo.

Sin entar en programas políticos o inclinaciones, y, por supuesto sin hacer comparaciones (que siempre fueron odiosas), este hombre (de color) negro parece que trae una nueva esperanza, un cambio que algunos, si no todos ansiaban/mos. Los cambios siempre resultan interesantes, porque pueden aportar fuerza a aquello que hace que todo avance y corregir todo aquello que se ha malencaminado.

Utopías a un lado y partiendo de la premisa de que no tengo demasiada fe en la política (el desencanto de una generación posiblemente descontextualizada), el cambio a Obama es emocionante ya desde el punto de partida del propio color de piel y de todo lo que significa y ha significado en EEUU, y todo lo que significan y siguen significando en el mundo las diferencias raciales.

Hilando con el post padre de esta reflexión, el comentario de Javi sobre Kate Hepburn y Spencer Tracy, diré cómo de emocionante me resulta esta película cada vez que la veo y simplemente se trata de saltar ese pequeño escalón del color para casarse en la sociedad de 1967... La película fue polémica en su día y se hizo con miedo de no ser entendida... en
proporción podemos decir que hoy se ha derrumbado un muro.

Javier Márquez Sánchez dijo...

Vaya, Sempi, qué comentario. Vale por el mismo un solo post, y desde luego mucho más analítico y reposado que el mío.

¡¡A ver cuándo te animas a crear tu propio blog!!

¡¡Venga, animadla, que e smuy tímida la chica!!