jueves, 27 de marzo de 2008

A David Lean, 'in memoriam' (1808-1991)


¡Cáspita! -que diría algún entrañable personaje de tebeo-, casi se me olvidaba. Esta semana se celebra el centenario de David Lean, y yo sin rendirle mi pequeño homenaje. ¿Qué quién es David Lean? Sí, seguro que lo conoces, aunque a lo mejor no lo sepas. A ver si te suenan: Lawrence de Arabia, Dr. Zhivago, El puente sobre el río Kwai, La hija de Ryan, Breve encuentro, Pasaje a la India... Si no tienes la mala suerte de ser de ésos (o ésas) que dicen, así por norma: "Ah, no, yo de guerra es que no me gustan", o en su modalidad rosa: "¡Uy, de amores, ni loco!" , pues entonces seguro que has visto alguna de esas obras maestras antes citadas.

Para el que quiera saber datos varios sobre Lean, que se vaya a la Wikipedia, que copiar por copiar es tontería. Por mi parte prefiero alabar la magia de sus planos, la increíble plasticidad de sus composiciones, sus encuadres de vértigo, el impacto visual de los colores en pantalla... Eso, sin pasar a hablar de la música, casi siempre con Maurice Jarre regalándole partituras impagables, o los intérpretes. ¿Cuándo Alec Guinness fu más Alec Guinness que en El puente sobre el río Kwai?; Tendría Peter O'Toole que vivir varias vidas para encontrarse con un papel más a su medida que el de Lawrence de Arabia. Y en cuanto a Omar Shariff, esa deslumbrante aparición en el desierto en esa misma película diría que sigue siendo la presentación más espectacular de un personaje de toda la historia de cine (muy cerquita de la de Ursula Andress en Agente 007 contra el Dr. No).

Las películas de David lean son pura poesía cinematográfica. Creo que es uno de los pocos ejemplos en los que son igual de hermosas y emocionantes las historias que se cuentan y el modo en que se cuentan. Ver cualquiera de las obras de Lean supone abandonar todos los sentidos al deleite. Son largas, ojo, pero con un buen café, o copa o lo que uno prefiera, puede hacer de una tarde de fin de semana una experiencia tan deliciosa como interesante (para variar).

Y como muestra, un botón. Unos minutos de Lawrence de Arabia. Fabulosos. Homéricos. Portentosa elipsis de la cerilla que se apaga a la inmensidad del alba en el desierto.


miércoles, 26 de marzo de 2008

Una invitación emocionante


Cuando yo contaba 14 ó 15 años la música no era para mí más que aquello que hacían tan bien Max Steiner y Bernard Hermann para que las películas de John Ford y Alfred Hitchock fuesen aún más emocionantes. Lo mío era el cine. Y punto. Fue más o menos a esa edad cuando mi oído comenzó a abrirse un poco y mi sensibilidad a exigir más campos de experimentación. A través de un profesor del instituto me metí de lleno en el universo de Simon & Garfunkel, puerta de acceso para mí al folk y el rock de los 60 y 70; y a través de mi padre, a la canción de autor. Serrat, Alberto Cortéz, Víctor Manuel, Jarcha, Paco Ibáñez, Perales (sí, Perales, ¿qué pasa? ¡cuidadito!).

¿Qué le vamos a hacer? Yo creo que lo mío con los cantautores, y más aún con la mal llamada canción-protesta, debe venir un poco por lo del ‘feeling’, por la emoción que desprenden. Y a lo mejor incluso, cosas de la vida, está más enraizado de lo que creo a mi subconsciente a través de mis westerns favoritos. “Hay palabras que le ponen a uno los bellos de punta: libertad es una de ellas”. Esa frase, que pudiera ser de cualquier recital clandestino de la época la largaba John Wayne en El Álamo (luego, claro, uno se entera que ese era el doblaje con la censura. En el original, Wayne dice “república” en lugar de “libertad”, pero claro, cualquiera doblaba eso...)

Como poco a poco se iba curtiendo en mí -¿o ya lo estaba por entonces?- ese interés por conocer, por investigar, por saber más, todo lo posible, sobre aquellos artistas que me interesaban, no fueron pocas las visitas que hice a la Hemeroteca -y ya era afición, a tenor de lo que era la hermeroteca sevillana- en busca de artículos, críticas y reportajes de los setenta sobre actuaciones reseñables de aquellos cantautores.

Total, que entre fotocopias de El País y Diario 16, y unas pilas de viejos números de Cambio16 que un tío de mi padre tenía olvidadas en un armario, yo me fui empapando de historia musical, que era más bien historia social, y aprendiendo también un poquito de eso que es el oficio periodístico, que creo que me valió más que los cuatro años de carrera juntos (pero ésa es otra película).

Y como esto peligra en convertirse en un remedo de La forja de un rebelde, de Arturo Barea, voy al grano. Uno de los cantautores que más me emocionaron, y sobre los que más documentación busqué, fue el valenciano Raimon. ¡Que sí, que canta en catalán! Bueno, en valenciano. ¿Y qué? ¿Ahora resulta que si no se entiende lo que se canta no lo escuchamos? ¿Y los Beatles en qué cantaban, en castellano de Valladolid? Total, que dejando a un lado prejuicios neardentales, resulta que más allá de mi interés por esa canción-protesta descubrí que aquí el amigo Raimon tenía una asombrosa producción de la que sólo una mínima parte eran canciones, digamos, políticas. Sus textos son de una increíble belleza, con un surtido de recursos poéticos y lingüísticos asombroso.

¿Se nota que lo admiro? Pues imaginaos cómo se me quedó el cuerpo cuando, hace un par de días, me llamó para proponerme participar en una mesa redonda sobre él. Tuve la suerte de entrevistarle un par de veces durante mis “años madrileños”, y resultó ser una persona realmente entrañable, extremadamente sencilla y humilde. Recuerdo que le encantó encontrar a alguien tan joven (tendría yo 23 añitos) que conocía tan bien su obra. Y parece que no se le olvidó.

La mesa será parte de unos actos que está organizando la Universidad Complutense de Madrid para conmemorar los cuarenta años de un concierto histórico, el recital de Raimon en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, el 18 de mayo de 1968. Aquello fue lo más parecido que hubo en España al “Mayo del 68” francés. Imaginaos, es la primera vez que aquí se conmemora un concierto, además, con cuatro jornadas de actividades, exposiciones, etc. Entre los participantes, además, habrá gente de la talla de Manuel Vicent. Total, que uno está que le tiembla el pulso. Pero he dicho que sí, que acepto, como un valiente.

Como el 18 de mayo cae en domingo, los actos se celebrarán la semana siguiente, terminando con el imprescindible recital, no sé si el jueves 22 o el viernes 23.

¿Y todo este rollo? Pues digo yo que para eso será esto del blog, ¿no? Así que igual que me paso semanas sin escribir, pues toma, ahí queda, para que no se diga.

Como no podía ser menos, aquí dejo una canción. No es ninguno de sus populares himnos de lucha, no ya contra el franquismo, sino contra cualquier tipo de opresión que el ser humano es capaz de ejercer sobre un igual, ya sea Digem no, D’un temps, d’un pais o Al vent. Esta vez me decanto por una de las más bellas canciones que conozco. Com un puny (‘Como un puño’), incluída en su álbum de 1974 A Víctor Jara. Es una composición muy influenciada por el poeta del XVI Ausiàs March, de quien Raimon ha musicado numerosos poemas. Está dedicada a Anna Lissa, su mujer (y no menos encantadora que él), y en ella habla de las idas y venidas de España a Italia para visitarla.

Como un puño

Cuando te vas a tu país de Italia y yo muy solo me quedo en Maragall, esta calle que nunca nos ha hecho gracia se me vuelve lugar de un gris inútil baile. Ausiàs March me viene a la memoria, su viejo canto, de golpe, se me aclara, en casa solo, inmerso en la obsesión de mi deseo de ti, que es grande y crece:

“Rogaría a Dios que mi pensamiento estuviera muerto Y que pasara mi vida durmiendo”.

Entiendo muy bien, suerte desgraciada, la última raíz de este triste pensamiento, su por qué atávico, joven, fuerte siento en mí, cautivo, profundamente. En la cama tan grande de medida italiana paso las noches sintiendo tu ausencia, no duerme quien quiere ni es de olvido la vida, amor, amor, es dura la sentencia.

Cuando te vas a tu país de Italia el dolor viene a hacerme compañía, y no se va, que crece en su extensión, despierto de noche se mueve y es mortecino de día. Me pasa eso y tantas otras cosas sintiéndome solo que es sentirte lejos; lo veo muy claro cuando hace ya ciento veinte horas que cuento el tiempo que lentamente se desliza

Vendrá tu cuerpo que suavemente me pones en mi cuerpo cuando nos sentimos muy juntos, y florecerán mejor que nunca las rosas: poco a poco nos cerraremos como un puño.


martes, 25 de marzo de 2008

Lecturas al día: Brooklyn Folies



Título:
Brooklyn Folies
Autor: Paul Auster
Editorial: Anagrama
Páginas: 310
Año: 2005

Nathan Glass es un hombre corriente que vuelve al barrio neoyorquino de Brooklyn para hacer frente a un cáncer de pulmón, un divorcio y a otros problemas familiares. Allí, la lucha diaria por la existencia que mantiene un singular grupo humano le ayudará a recuperar la esperanza en la vida y en el propio género humano.

No cabe duda de que Brooklyn Folies es una muestra excelente de puro existencialismo austeriano. Se trata de una de esas novelas en las que “no pasa nada” aunque sucede de todo. Nathan Glass es el personaje catalizador en torno al que se mueven camareras, coleccionistas, amas de casa, estudiantes y otros neoyorquinos de andar por casa, cada uno con sus historias particulares. Glass es uno más de los héroes cotidianos de Auster, cuyo gran logro es salir adelante, haciendo de su vida la mayor aventura que jamás podrá vivir.

Como siempre, Auster recurre a una prosa sencilla y muy ágil. Nada de florituras ni palabros rimbombantes. Claro que lo mejor del juego lingüístico de Auster se queda siempre en la mesa del traductor, dado que buena parte de sus habituales juegos poéticos y rítmicos, los juegos de palabras y con los nombres y apellidos de los personajes, se pierden o desmerecen al ser traducidos.

Pero lo que sigue fresco y palpitante, en cualquier idioma, es ese ajetreado Brooklyn, siempre vigilado por su elegante puente de la calla 59. Auster regala al lector algunos impagables paseos por Prospect Park —con visitas al Cosmic Diner para comer algo, por ejemplo—, con unas descripciones y una frescura fabulosas, que sin remedio remiten a cualquiera de las obras maestras de Woody Allen, el Paul Auster de la gran pantalla (o será al revés).

Referencias constantes a maestros de la literatura estadounidense como Poe, Hawthorne o Whitman completan así los mimbres de otra gran obra de este autor, del que, por ahora, me sigo quedando con La noche del oráculo, realmente mágica. Tengo pendiente la Trilogía de Nueva York. Ya contaré.

lunes, 24 de marzo de 2008

With a little help from my friend...

Termina la Semana Santa, se acabó lo bueno, y este blog sigue teniendo una periodicidad tan irregular como de costumbre. Menos mal que hay buenos amigos que nunca cejan en su empeño de animar y apoyar a los perezosos (un servidor), y ahí está José Ángel Muriel, que ha dedicado en su blog una reseña al libro del Rat Pack por la que tendré que invitarlo a comer en algún sitio.

Muchas gracias, amigo.

jueves, 13 de marzo de 2008

El regreso de 'los visitantes', en todos los frentes



Por fin. Ha tardado lo suyo, pero ha llegado. Warner anuncia el lanzamiento para el próximo mes de abril de la serie V en dvd. ¡Qué habría sido de la infancia de muchos de nosotros sin las aventuras de Mike, Tyler, Julie y compañía haciéndole frente a la malvada Diana y su ejército de lagartos!

Impagables son los recuerdos de aquellas tardes de sábado viendo la serie (después de que la miniserie original se hubiese emitido entre semana a lo largo de varias noches), para salir después a jugar a salvar la Tierra de los invasores extraterrestres. Creo que junto a El Equipo A y El coche fantástico conforma la trinidad catódica fundamental de cualquier infante de los ochenta.

En su estreno original, allá por 1984, la serie causó tal sensación que hasta el humorista Pepe DaRosa le dedicó una de sus agudas coplillas. Después, como Verano Azul, TVE la repuso varios veranos, y siempre la disfrutábamos con el mismo entusiasmo. Ahora, convertido en leña de candela ‘frikie’, esta edición oficial nos permitirá jubilar por fin las deficientes copias que circulaban por internet. Si aquí se edita siguiendo la pauta ya disponible en EEUU, serán tres paquetes diferentes:

-‘V’ Primera miniserie (1dvd) Realizada en 1983, y dividida en cuatro capítulos de 45 minutos de duración cada uno.
-‘V. La Batalla Final' (The Final Battle) (2 dvd). Segunda miniserie realizada en 1984, que consta de tres capítulos de dos horas de duración cada uno.
-‘V. La Serie’. (3 dvds). 19 capítulos de 50 minutos rodados entre 1984 y 1985.

Eso sí, un consejo para que nadie se defraude. para volver a disfrutar con esta serie hay que mantener la mirada inocente de la infancia, porque mala, lo es de categoría. Debido al precario presupuesto, se emplearon una y otra vez los mismos planos de las naves espaciales estrellándose, sobrevolando la ciudad o, sobre todo, saliendo de la nave nodriza. Además, resulta gracioso ver cómo, a pesar de lo nutrida de botones que está la consola de dicha nave, Diana o el lagarto de turno pulsa siempre los mismos botones sea para lo que sea. Eso sin contar cómo Mike Donovan entraba y salía de esa nave como Pedro por su casa. Pero, ¿no son esos detalles los que dan un encanto especial a estas series míticas?

Que sí, que es verdad que no ha envejecido nada bien. Y es que, si ya cuesta ver a los chicos de Corrupción en Miami haciendo bandera del horterismo más dañino al buen gusto, lo de unos lagartos con unas gafas de sol entre Pepito Piscinas y la Niña de la Puebla, la verdad es que no tiene perdón de Dios. Pero oye, la nostalgia es lo que tiene. Que te hace que te resulten graciosas cosas que, de otro modo, te resultarían intolerables.

¡Y qué decir del mensaje de la serie! Entre discursos de aquel cura que siempre metía la pata, el anciano rebelde con un nieto empeñado en lucir uniforme de los visitantes y la madre del protagonista, más traicionera que Angela Chaning con jaqueca, unos cuantos nos empapamos de un asunto que, ya mayorcitos, nos ayudaría a emocionarnos como Dios manda viendo Casablanca. Y es que al parecer, la idea inicial de Kenneth Johnson (responsable del asunto) era hacer una miniserie contando el sacrificio de un grupo de la Resistencia francesa durante la ocupación nazi. Pero en la cadena de televisión le dijeron que el americano medio no estaba para dramas europeos. Johnson, muy listo él, se las dio de trilero y cambió los años cuarenta por los ochenta, los nazis por unos extraterrestres, los gabachos por los yanquis, y aquí paz y después gloria. Vale que la cosa degeneró un poco, sobre todo en la tercera temporada, pero la idea era la que era.

Y ojo al parche, que Mr. Johnson ya ha publicado la novela V: The Second Generation, cuya adaptación a la pequeña pantalla está anunciada... ¡para 2008! Así que nada, a ponerse al día con La Resistencia y los visitantes para que no nos pille desprevenidos la continuación...

miércoles, 12 de marzo de 2008

Diez años sin Frank (preparativos...)


El 14 de Mayo de 1998 fallecía a los 82 años Francis Albert Sinatra. La Voz, el Viejo Ojos Azules… Una década después, todo está listo para conmemorar tan triste fecha. Warner Home Vídeo ha anunciado el lanzamiento en dvd de una miniserie producida en los 90 por la propia familia Sinatra (y a pesar de todo bastante interesante), así como la reedición de media docena de títulos, entre ellos todos los que Frank rodó junto a sus amigos del Rat Pack: La cuadrilla de los once, Cuatro gángsters de Chicago, Tres sargentos, Divorcio a la americana… Al menos en Estados Unidos. En España, por ahora, sólo está confirmado el lanzamiento de algunos de esos títulos.

En materia musical, Rhino tiene listo ya un disco recopilatorio que saldrá a la venta el día antes, 13 de mayo. Llevará por título Nothing but the best, y ofrecerá “22 clásicos remasterizados y remezclados de las cintas originales, con una calidad de sonido que permitirá al oyente descubrir detalles no escuchados antes”. Habrá que ver si es cierto. También se anuncia como contenido especial una versión inédita de Body and soul, con nuevos arreglos orquestales.

Y ya que hablamos de reediciones y actos especiales para el aniversario del Viejo Ojos Azules, uno no iba a ser menos. Almuzara tiene previsto lanzar en mayo la tercera edición (esta vez en bolsillo) de mi libro Rat Pack. Viviendo a su manera. Una noticia inmejorable, la verdad. Por mi parte, espero tener pronto una nueva notica al respecto en breve. Sea como sea, habrá que celebrarlo con una copa, en homenaje a Frank. Aunque, si a él no le importa, apostaré por un Southern Comfort en lugar de su adorado Jack Danield’s. Licencias del autor…

viernes, 7 de marzo de 2008

Indiana Jones y la calavera de cristal


Por fin está disponible el primer trailer de la nueva aventura de Indiana Jones. El estreno de la película está ya muy próximo, a finales mayo. Todo indica que la sociedad Spielberg-Lucas-Ford no defraudará a los seguidores del arqueólogo. La cosa promete. Algunos estamos ya deseando que llegue el grand día. Hasta entonces, habrá que conformarse con revisar las viejas aventuras y deleitarse con el teaser...

Indiana Jones y la calavera de cristal

miércoles, 5 de marzo de 2008

The cool cool river


Tras mi viaje a Turquía, por aquí andamos un par de semanas después de mi último post. Y entre trabajo atrasado y tormentas pre-electorales, uno no anda muy fino a labúsqueda de temas, así que dejemos que suene la música. Una de esas canciones universales que cuenta mucho más de lo que dice. Compuesta y grabada por Paul Simon para su álbum brasileño de 1989, The rhythm of the saints, sacada de su concierto en Central Park en 1991. La emoción de la pieza es increíble, con una combinación perfecta de tensión musical y narrativa. Las tres estrofas finales son una verdadera joya de una fuerza inabarcable. ¿Aún no he dicho el título de la canción? The cool cool river. Tomo prestada la traducción a mi buen amigo José María Escudero (The Dreamer of Music y The Sound if Simon).

El tibio y tranquilo río

Se mueve como un puño en medio del tráfico.
La ira que nadie puede curar.
En su impetu encaja un pequeño golpe.
Solo un pequeño chichón,
pero se siente
en los recovecos y en las oscuridades
con una emoción agitada y profunda.
El tibio y tranquilo río
barre el violento océano blanco.

Sí, jefe. El apretón de manos del gobierno.
Sí, jefe. La destrucción del idioma.
Sí, jefe. El Sr. Stillwater.
El rostro en un extremo del banquete.
El tibio y tranquilo río.
El tibio y tranquilo río.

Creo que en el futuro
a lo mejor vivo en mi coche
con la radio sintonizada
a la voz de una estrella.
Una canción que los perros ladran al despuntar el alba.
El relámpago que surge del borde de una tormenta.
Y todos estos antiguos miedos y esperanzas
siguen a mi lado.

La ira que nadie puede curar
se desliza através del detector de metales,
vive como un topo en un motel.
Una diapositiva en un proyector.
El tibio y tranquilo río
barre el violento océano blanco.
La rabia del amor se vuelve hacia adentro
convertida en rezos devotos.
Y estos rezos constituyen
el camino permanente através de la violencia.
Estos rezos existen.
Estos rezos son el recuerdo de Dios.
El recuerdo de Dios.

Y creo que en el futuro
ya no sufriremos más.
Quizás no ocurra durante mi existencia,
pero en la vuestra estoy seguro que sí.
La canción que ladran los perros al despuntar el alba
El relámpago que surge del borde de una tormenta

Y estas calles,

tranquilas como un ejército que duerme,
envian sus sueños frustrados hacia el cielo,hacia el cielo
por el hijo inquieto de una madre
que es testigo de todo, que es un guerrero
que niega su necesidad de escapar y correr

¿Quién dijo tiempos difíciles?
Estoy acostumbrado a ellos.
El acelerado planeta arde.
Estoy acostumbrado a éso.
Mi vida es tan corriente que me parece que va a desaparecer.
Y a veces ni siquiera la música
puede sustituir a las lágrimas.