Título: Brooklyn Folies
Autor: Paul Auster
Editorial: Anagrama
Páginas: 310
Año: 2005
Nathan Glass es un hombre corriente que vuelve al barrio neoyorquino de Brooklyn para hacer frente a un cáncer de pulmón, un divorcio y a otros problemas familiares. Allí, la lucha diaria por la existencia que mantiene un singular grupo humano le ayudará a recuperar la esperanza en la vida y en el propio género humano.
No cabe duda de que Brooklyn Folies es una muestra excelente de puro existencialismo austeriano. Se trata de una de esas novelas en las que “no pasa nada” aunque sucede de todo. Nathan Glass es el personaje catalizador en torno al que se mueven camareras, coleccionistas, amas de casa, estudiantes y otros neoyorquinos de andar por casa, cada uno con sus historias particulares. Glass es uno más de los héroes cotidianos de Auster, cuyo gran logro es salir adelante, haciendo de su vida la mayor aventura que jamás podrá vivir.
Como siempre, Auster recurre a una prosa sencilla y muy ágil. Nada de florituras ni palabros rimbombantes. Claro que lo mejor del juego lingüístico de Auster se queda siempre en la mesa del traductor, dado que buena parte de sus habituales juegos poéticos y rítmicos, los juegos de palabras y con los nombres y apellidos de los personajes, se pierden o desmerecen al ser traducidos.
Pero lo que sigue fresco y palpitante, en cualquier idioma, es ese ajetreado Brooklyn, siempre vigilado por su elegante puente de la calla 59. Auster regala al lector algunos impagables paseos por Prospect Park —con visitas al Cosmic Diner para comer algo, por ejemplo—, con unas descripciones y una frescura fabulosas, que sin remedio remiten a cualquiera de las obras maestras de Woody Allen, el Paul Auster de la gran pantalla (o será al revés).
Referencias constantes a maestros de la literatura estadounidense como Poe, Hawthorne o Whitman completan así los mimbres de otra gran obra de este autor, del que, por ahora, me sigo quedando con La noche del oráculo, realmente mágica. Tengo pendiente la Trilogía de Nueva York. Ya contaré.
3 comentarios:
He leído varios de Auster. Empecé con La noche del oráculo, que me pareció original y es la que más me ha gustado. Las otras novelas que he leído siguen el mismo esquema y llegas a reconocer las reflexiones del autor mientras escribía.
Sí, la verdad es que Auster ha llegado a conformar un estilo muy reconocible. Por ahora me han gustado mucho las dos obras que he leído de él. Veremos la tercera
Me atrevo a decir que Paul Auster es mi autor de cabecera. Lo descubrí con Timbuktú y, desde entonces, he leído todo lo que he podido de él. Incluso algunos de sus poemas. Creo que tiene una estrategia narrativa única, mezcla de realismo e ilusionismo que me atrapa línea a línea.
Saluditos!
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