viernes, 28 de noviembre de 2008

Vino, mujeres y Juan Marsé

El escritor y guionista Juan Marsé (Barcelona, 1933) ha sido el escogido este año para recibir el Premio Cervantes, el más importante de las letras hispanas. El autor de Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí, El embrujo de Shanghai o La muchacha de las bragas de oro, entre otras obras, llevaba ya años en las quinielas, pero por unas razones u otras, las de casi siempre en el caso de este tipo de premios, la cosa nunca terminaba de cuajar.

Ahora, finalmente, le reconocen su labora literaria, destacando el jurado en su dictamen "su decidida vocación por la escritura y su capacidad para reflejar la España de la posguerra".

Lo que más me ha gustado de la noticia es que Marsé, a pesar de los años, sigue conservando una envidiable capacidad de provocación. Cuando le preguntaron qué pensaba hacer con la dotación económica del galardón, unos nada desdeñables 125.000 euros, el autor barcelonés respondió: "Me voy a gastar el dinero del Cervantes en mujeres y vino".

Olé, don Juan. Le ha faltado tiempo a los meapilas y mojigatos de turno para saltarle al cuello en tertulias radiofónicas y tribunas digitales. Va para ellos esta canción de la banda de rock mexicana El Tri, para que los ardares estomacales no decaigan.

Vino y mujeres

Dice la gente que soy un perdido,
que voy por el mundo tomando mezcal.
ésa es mi vida, para eso he nacido,
no creo que haya nadie que me haga cambiar.

De las mujeres, yo ya ni me acuerdo,
porque en los amores mi suerte es fatal,
sólo me queda un leve recuerdo,
que ya con el tiempo tendré que olvidar.

Vino y mujeres, placer de la vida
Vino y mujeres, y hacer mucho mal
Vino y mujeres, dos cosas que arruinan.
Pero aunque me arruinen… las quiero tomar.

Para qué quiero mujeres si tengo
Aquí un buen tequila y acá un buen mescal.
Así es mi vida y no tengo remedio
pues todas mis penas con eso se van.

Nada me importa que diga la gente,
que vivo tomando que así he de morir.
es mi destino y le sigo de frente
porque con el vino me siento feliz.

Vino y mujeres, placer de la vida
Vino y mujeres, y hacer mucho mal
Vino y mujeres, dos cosas que arruinan.
Pero aunque me arruinen… las quiero tomar.

Artículo en la revista Esquire

Vaya, está visto que no puedo quejarme. Si llevaba un par de días un poco tontón, como el tiempo, la noticia de ayer me remachó el ánimo con energía, y la de hoy no es para menos.

En el número de diciembre de la revista Esquire, que llega hoy a los quioscos, podéis encontrar el artículo Sinatra intramuros (Agua para la paella). Me pidieron un artículo sobre el artista en la intimidad, sus relaciones con la familia, los amigos, los compañeros, para acompañar a un reportaje gráfico del libro que sale ahora sobre el cantante, El álbum de Frank Sinatra. Es una obra del archivista oficial de la familia Sinatra, Charles Pignone, que recomiendo a cualquier seguidor de La Voz. El material documental que aporta, los facsímiles, las rarezas de audio, los cientos de fotos, merecen la pena. Digamos que es un complemento perfecto a Rat Pack. Viviendo a su manera...

Es todo un lujo poder publicar en una revista como Esquire, todo un clásico estadounidense de reciente aparición en el mercado español, y más aún, hacerlo con un artículo sobre el amigo Frank. La dicha es ya completa cuando además compruebo que la portada es, ni más ni menos que Bill Murray en plan navideño. ¿Qué más se puede pedir?

Para abrir el apetito, os dejo aquí un párrafo, en el que podréis encontrar la explicación a ese curioso subtítulo que propuse: Agua para la paella.

Los hijos de Sinatra siempre los conocieron como “tío Sammy” y “tío Dean”, del mismo modo que él fue el “tío Frank” para los vástagos de sus dos colegas. Y ser considerados parte de la familia no era ninguna tontería, sobre todo en los casos de Frank y Dean. Ambos llevaban con mucho orgullo sus genes italianos. Así, mientras Dean hacía gala del estoicismo natural de la región de Abruzzi, Frank no podía contener el apasionamiento característico de su poso siciliano. Igual que disfrutaba con las juergas entre amigos, también disfrutaba con las reuniones familiares. En una ocasión un bailarín español de su compañía bromeó con la posibilidad de preparar una gran paella para una de esas reuniones. Sinatra le tomó la palabra. El hombre intentó escurrir el bulto explicando que el agua de Valencia era fundamental. Unos días más tarde el avión privado del cantante estaba de vuelta con unos barriles de agua valenciana para la gran paella familiar.

jueves, 27 de noviembre de 2008

¡Ya soy un autor traducido! (Rat Pack en italiano)

Por fin. Me hacía mucha ilusión. Rat Pack. Viviendo a su manera ya ha visto su primera edición extrajera. Hace ya más de un año me habían confirmado la venta de derechos a al menos tres países. Pero de ahí a la publicación de la obra va un largo camino. Este mes de noviembre, por fin, ha cristalizado uno de esos acuerdos.

Rat Pack. Quei bravi ragazzi del sogno americano. Así es como se titula allí la obra, lo que añade más encanto a la noticia. ¿Por qué? Porque han tomado el nombre de una popular película que se cuenta entre mis favoritas y que en italia se tituló, precisamente Quei bravi ragazzi ('Aquellos buenos chicos'). ¿Que de qué película se trata? Pues ni más ni menos que de Uno de los nuestros, la obra maestra de Martin Scorsese sobre el mundo de la Mafia. Mi libro, por tanto, ha saltado al mercado italiano con el título Rat Pack. Aquellos buenos chicos del sueño americano, y bajo el sello Castelvecchi.

Para rematar la cosa, me encuentro con un reportaje sobre el libro publicado en el dominical del diario La Repubblica de nada menos que dos páginas.

Había pensado volver a colgar aquí el vídeo promocional que hice del libro el pasado abril, cuando salió al edición en bolsillo, pero creo que si hay una manera de celebrar esta excelente noticia es con buena música de los chicos, en una de sus muchas actuaciones divertidas.


Un año y 3.822 visitas después...

El pasado domingo 23 de noviembre, Al otro lado del río y entre los árboles cumplía un año de actividad. Tenía previsto para ese nuevo día estrenar la nueva imagen, pero diversas cuestiones, entre ellas una dolorosa pereza, han retrasado hasta hoy el gran momento.

Ni en mis mejores predicciones me veía yo manteniendo un blog durante un año completo (y lo que tenga que venir). Nada menos que 3.822 visitas. Sí, ya, una minucia al lado de otras vitácoras, pero dadas las modestas pretensiones con las que nació ésta, me doy por más que satisfecho. Y teniendo en cuenta, además, lo rebuscado del nombrecito... ¿a que sí? Que más de uno me lo habéis dicho. En fin, pues aprovecharemos la onomástica para explicar que se trata del título de una de las últimas novelas del mestro Hemingway.

A través de este blog he conocido a gente muy interesante y hemos comentado temas de todos los pelajes. Así que aprovecharé para daros las gracias a todos los que habéis hecho posible este año de vida del blog, a todos los que me animásteis a ponerlo en marcha a los que mantenéis viva esa llama con vuestras visitas, comentarios y sugerencias.

A todos vosotros, los incansables, y a los nuevos incautos que se dejen caer por aquí, os seguiré esperando cada día, como siempre, al otro lado del río y entre los árboles...

sábado, 22 de noviembre de 2008

Fería del Libro Viejo de Sevilla

¿Qué mejor plan para una tarde de sábado que pasarla entre buenos amigos dando vueltas por una feria del libro viejo. Pues eso precisamente es lo que haré esta tarde. Un cafetito para entonar el cuerpo y, luego, de cabeza a las casetas, a llenarme los dedos de polvo y dar rienda suelta a mi capacidad de sorpresa.

La feria del libro "normal", ésa a la que asisten Gala, Pérez Reverte y demás best sellers españoles, nunca me ha atraído demasiado. Más bien nada. Al fin y al cabo, es como darse una vuelta por La Casa del libro, pero con famoso incluido: en todos los mostradores hay más o menos el mismo material, el que ya te esperas, el que llevan meses promocionando.

En cambio, la del libro viejo es toda una aventura. ¿Qué encontraremos? ¿Qué libro descatalogado, qué edición de nuestra infancia, qué autor del que una vez oímos hablar y nunca encontramos? Me encanta. Es como una feria de vinilos. Marta, mi mujer, es mi amuleto secreto. Ella mira, rebusca, y cual fantástica hechicera, saca al azar un volumen que, indiferente para ella, resulta ser una joya para mí que me deja boquiabierto.

A ver si hoy tenemos suerte en la búsqueda. Y para los que no tengan la suerte de poder ir, o incluso recelen de estos núcleos de adquisición de papeles impresos y cosidos... aquí dejo unas pocas sentencias sobre ese maravilloso mundo de los libros.

Todo aquel que lee, deja en un cajón de sus recuerdos una anécdota más para su existir.

La lectura de un texto es el medio que utiliza su autor para entablar amistad con su lector.

Toma este libro como un billete sin regreso al país de la lectura.

Un libro abierto es un cerebro que habla, cerrado un amigo que espera, olvidado un alma que perdona, destruido un corazón que llora.

La lectura nos abre las puertas del mundo que te atrevas a imaginar.

El buen lector, es aquel, que al terminar un libro es capaz de escribir una página mas.

Amar la lectura es cambiar horas de hastío por horas deliciosas.

La lectura es como vivir una eternidad; mientras más lees, más tiempo vives.

Un buen libro es como un buen viaje, se empieza con inquietud y se termina con melancolía.

Leer sin reflexionar es como comer sin digerir.

Quien lee muchos libros y no piensa nada sobre ellos, es como una estantería.

La lectura, es como la vida: siempre se debe realizar con entusiasmo.

El título de un libro condena a sus lectores.

Los libros tienen su orgullo. Cuando se prestan, no vuelven nunca.

Analfabeto no es aquella persona que no sabe leer, analfabeto es aquella persona que sabiendo leer no lo hace.

viernes, 21 de noviembre de 2008

James Bond ha vuelto

Hoy es el gran día. Dos años de espera y James Bond está de vuelta en su nueva aventura, 007: Quantum of Solace. ¿Que qué significa ese título? Ni los propios autores han sabido explicarlo bien. Está tomado de una historia corta de Ian Fleming, y en ese contexto significa que una relación no puede ser salvada a menos que haya un ‘quantum of solace’ entre las dos partes; una “cantidad de consuelo”, literalmente.

Cuando Pierce Brosnan se quitó el esmoquin de 007 en su última aventura, muchos vieron en ese hecho la prueba más palpable de que el agente secreto más famoso de la gran pantalla tenía los días contados en el nuevo milenio. Con Brosnan, los responsables de la serie habían intentado ofrecer a las nuevas generaciones un Bond que combinaba lo mejor de los que ya habían pasado por el cañón diseñado por Maurice Binder. La dureza de Sean Conney, el humor de Roger Moore y la frialdad de Timothy Dalton (de George Lazenby, el pobre, nadie se acuerda). Pero la cosa no terminó de cuajar. Sí, 007 volvía a vender entradas una década después de su última aventura, pero los espectadores no estaban del todo convencido con ese agente con aires de superhéroe pasado de rosca. Y en eso, llegó Daniel Craig.

Michael G. Wilson y Barbara Broccoli, los responsables últimos de la productiva saga cinematográfica, hicieron bien en no escuchar las muchas críticas que le llovieron al nuevo actor encargado de dar vida al agente secreto. Precisamente de lo que muchos le tildaban, de “blandengue” y “poco convincente”, ha sido lo que ha terminado convenciendo. El James Bond de Daniel Craig está más cerca de pasar por un ser humano más, una pretensión que ya tuvo Dalton pero a que no le permitieron desarrollar. Lejos de la frialdad novelesca de Connery y de la comicidad circense de Moore, Craig aborda el personaje con seriedad y lo dota de debilidades, pasiones y miedos, como cualquier otro mortal. Bond vuelve a llorar, por primera vez, desde aquel Lazenby que quedaba viudo en Al servicio secreto de su Majestad. Y como ya ocurría en 007: Licencia para matar, en su nueva aventura, el agente también busca venganza.

Esta tarde, aquí el que les escribe estará como un tito haciendo cola para ir a ver la película, y la saborearemos con tranquilidad. Creo que se notará el buen hacer del director, Marc Forster, responsable de cintas como Monster’s Ball o Más extraño que la ficción, quien parece que ha sabido cogerle el tono al personaje y trasladar toda su mitomanía a un mundo real en el que las caídas duelen y los amores dejan cicatriz. Si ya en 2006 Martin Campbell ayudó a perfilar el Bond del nuevo milenio, Forster le ha dado el toque definitivo.

La película ofrece acción a raudales, mucho más que Casino Royale, pero basta echarle un vistazo al trailer para comprobar que se trata de escenas bien diseñadas, dirigidas y ejecutadas, con un buen respaldo del guión para cada una de ellas. Desde luego, siempre es un placer ver una buena persecución o un tiroteo en condiciones, pero desgraciadamente el cine actual tiende siempre al exceso y a dejarlo todo en manos de la tecnología digital. Años atrás, el veterano John Frankenheimer demostró con Ronin cómo rodar en 1998 un fabuloso thriller con las técnicas y el encanto de los años sesenta.

Y es que no cabe duda de que la etapa Craig de James Bond es la más interesante desde los tiempos de Connery. El nuevo agente vive las aventuras de siempre, pero resultan mucho más creíbles al espectador. No faltan los gadgets, pero son más fáciles de aceptar que aquellos relojes-maravilla que usaba Moore o ese coche invisible de chiste que llegaron a endosarle a Brosnan. Por otro lado, además, el nuevo Bond sangra, suda, se ensucia y se despeina como cualquier hijo de vecino. Sigue siendo 007, pero ahora es mortal. Sigue siendo 007, pero ahora nos gusta más.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Nuevo disco del yerno fallido de Franco

Pedazo de disco el que aterrizará la semana que viene, el martes 25 para ser exactos, del señor Tom Jones. Es asombroso comprobar cómo el paso de los años no le ha robado ni un ápice de energía a este galés, que sigue haciendo gala de un torrente de voz y una garra al cantar con la potencia de un tren de mercancías.


El minero de sonrisa cautivadora está de vuelta con un álbum íntimo y tan apasionado como lo fue siempre el propio Tom Jones. Sus movimientos animales y esos pantalones ajustados cortaron la respiración a millones de mujeres de varias generaciones, y la verdad es que el artista conserva su físico casi tan bien como su voz.

“El fuego no se ha apagado en mí -ha declarado Jones-. Gracias a Dios mi voz es tan potente como siempre y mantengo el deseo de salir al escenario y de seguir grabando nuevo material”. Pues aleluya, hermano, porque discos como éste son de los que hacen que valga la pena seguir teniendo fe en que el mundo de la música puede alumbrar, de vez en cuando, álbumes notables.

¿Que por qué hablo hoy del disco si aún no ha salido a la venta? Pues en primero lugar, porque ya lo podéis escuchar aquí. Y también por la fecha, 20-N. ¿O es que hay alguien que aún no sepa que Tom Jones iba a casarse con la hija del Caudillo? Pues sí, mire usted, pero pensaron que si tenían un hijo, que por supuesto se llamaría como su abuelo, iba a quedar muy feo cuando lo llamase doña Carmen: ¡Paco Jones Franco, súbete pa'cá que ya están las cocletas! Pues eso.

Soltado el chiste, volvemos a la música. Para los nostálgicos, aquí dejo dos actuaciones del amigo Tom. En la primera podéis verlo enloqueciendo a un auditorio de entregadas féminas mientras canta y baila ‘Land of 1,000 Dances’. El segundo vídeo demuestra la que pueden armar dos talentos blancos con almas negras, Tom Jones y Janis Joplin, cuando comparten escenario. A disfrutar.



lunes, 17 de noviembre de 2008

Rafael Amor y el compromiso de los artistas

Rafael Amor es uno de esos cantautores incombustibles que persiste y resiste haciendo oír su voz a cuantos quieren escucharle. Un creador que es, por encima de todo, un gran ser humano, de profundo compromiso con sus semejantes.

Me río yo de tanto "guay" que va por ahí clamando que los artistas deben dedicarse a lo suyo "y dejarse de políticas". ¿Acaso no es la política un acto social? ¿Acaso no somos los ciudadanos los que ponemos y quitamos a los políticos? ¿Y a caso no son también ciudadanos los artistas? Ellos aprovechan pues la posibilidad de llegar a más gente para concienciar, para advertir, para clamar.

El problema es que, por alguna extraña razón, siempre suelen ser artistas del mismo "color" los que emplean su arte o su fama para apoyar causas y campañas. Tal vez sea porque suele ser siempre el mismo "lado" el que tiene algo que pedir o algo que denunciar... Y eso, pues parece que no, pero hay a quien le fastidia. Bad luck, my friend.

Machado, don Antonio, se refirió a este compromiso del artista en sus versos: "Desdeño las romanzas de los tenores huecos / y el coro de los grillos que cantan a la luna". Estoy con él. La música es hermosa, maravillosa, pero cuando hay cosas que decir, es una irresponsabilidad social y moral no aprovechar esa capacidad de llegar a tantos. Hay quien ha criticado, por ejemplo, la campaña de Bruce Springsteen para conseguir más fondos para salvar un banco de alimentos de Nueva Jersey. Que le pregunten a las personas que podrán seguir comiendo allí qué les parece ese compromiso del Boss con ellos.

Rafael Amor es uno de esos artistas que entiende que debe poner su voz y su arte al servicio del ser humano, ya sea para denunciar las falacias del poder o para cantarle a la bondad que inspira un atardecer. Este cantautor acaba de lanzar un disco nuevo, A mí la calle, en el retrata ensus canciones, como de costumbre, a los más desfavorecidos de la sociedad. Un total dieciséis temas para recordarnos que el compromiso nunca muere, rebosantes de confianza y el sempiterno optimismo.

La noticia de este nuevo disco me lleva a rescatar en este blog la que es sin duda la canción más popular de este argentino, No me llames extranjero. Se trata de una conmovedora descripción de cómo los seres humanos podemos llegar a pervertir de manera dramática algo tan hermoso como la reción entre nosotros mismos.

Cuelgo el vídeo de una vieja actuación de Rafael, y os paso además la letra. Para quien quiera un resumen de la moraleja, aquí lo tenéis, en el fotomontaje.


No me llames extranjero

No me llames extranjero, porque haya nacido lejos,
O por que tenga otro nombre la tierra de donde vengo
No me llames extranjero, porque fue distinto el seno
O por que acunó mi infancia otro idioma de los cuentos.
No me llames extranjero si en el amor de una madre,
Tuvimos la misma luz, en el canto y en el beso,
Con que nos sueñan iguales las madres contra su pecho.

No me llames extranjero, ni pienses de donde vengo,
Mejor saber dónde vamos, adonde nos lleva el tiempo,
No me llames extranjero, porque tu pan y tu fuego,
Calman mi hambre y frío, y me cobije tu techo,
No me llames extranjero, tu trigo es como mi trigo
Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego,
Y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.

Y me llamas extranjero porque me trajo un camino,
Porque nací en otro pueblo, porque conozco otros mares,
Y zarpé un día de otro puerto, si siempre quedan iguales en el
Adiós los pañuelos, y las pupilas borrosas de los que dejamos
Lejos, los amigos que nos nombran y son iguales los besos
Y el amor de la que sueña con el día del regreso.

No me llames extranjero, traemos el mismo grito,
El mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre
Desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras,
Antes que vinieran ellos, los que dividen y matan,
Los que roban los que mienten los que venden nuestros sueños,
Los que inventaron un día, esta palabra: extranjero.

No me llames extranjero, que es una palabra triste,
Que es una palabra helada huele a olvido y a destierro.
No me llames extranjero, mira tu niño y el mío
Como corren de la mano hasta el final del sendero.
No me llames extranjero, ellos no saben de idiomas
De límites ni banderas, míralos se van al cielo
Por una risa paloma que los reúne en el vuelo.

No me llames extranjero, piensa en tu hermano y el mío
El cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo.
Ellos no eran extranjeros, se conocían de siempre
Por la libertad eterna e igual de libres murieron.
No me llames extranjero, mírame bien a los ojos,
Mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo,
Y verás que soy un hombre. No puedo ser extranjero.

Nos vemos esta tarde...

Para quien ya lo sepa, un recordatorio. Y para quien aún no esté al día, una puesta a punto: esta tarde estaremos todos (¿que quiénes son "todos"? Pues la misma palabra lo dice: todos), estaremos, decía, en la Fnac Sevilla, a las 20.00 horas, para acompañar a José María Carrasco en la presentación de su nueva novela, El regreso del Capitán Nadie.

Yo diré cuatro cosas, rápidas y discretitas, palabra, antes de dejar que el autor se extienda como debe para comentarnos este nuevo alumbramiento. Merecerá la pena, ya veréis, así que no quiero excusas del tipo "es que si salgo antes del trabajo, me echan", porque se busca otro trabajo y se acabó la historia. ¿o no? Pues eso.

Así que, allí os quiero ver.

viernes, 14 de noviembre de 2008

15 N. Salvemos la vergüenza mundial

El sábado 15 de noviembre se reúnen los poderosos más poderosos en Washington para discutir la crisis financiera global y las formas de prevenir nuevas turbulencias. Se sabía desde hacía un mes. Y a la prensa, y a la gente, le ha venido preocupando si Zapatero acudiría o no, si la silla que le dejaría Sarcozy sería de cuero o de nea, si Bush hará de anfitrión con la obligada modestia del que se va o con la chulería ya clásica de su amigo Aznar.

De todas esas cosas y de muchas más se ha venido hablando a la espera de esa ansiada cumbre en la que no va a decidirse nada, a lo sumo, la cifra de miles de millones que se sacarán de debajo de las piedras para salvar la economía mundial.

Ay, Dios de mi vida, qué penita que me da esa economía mundial. Tan malita que está, con lo bueno que ha sido ella siempre. Pero por mal que esté, se salva. Oiga, y aquí pone dinero hasta el Titi.

¡Me cachis! Yo que quería hacer aquí un escrito rebosante de sarcasmo e ironía... y no va a poder ser. Me puede el cabreo y la desesperación. Y es que no escribo bien con el estómago revuelto, y me produce arcadas lo de la economía mundial y las reuniones de los G y de la madre que los parió.

¿Qué es eso de la economía mundial? A ver, lo pregunto porque a mí, diccionario en mano, me suena a que hablamos de la situación financiera de todo el planeta. Y sin embargo, me da a mí que cuando hablan —lo que pueden, a los que se escucha— de este tema, se refieren a la economía de occidente, Japón y poco más. Sí, como cuando hablamos de cómo los americanos dominan el mundo, y el pobre boliviano se acordará de doña María Moliner al ser consciente de que lo que queremos decir es estadounidense.

Pues eso, que la economía mundial iba como el culo hace ya muchos, muchos años. En África, en Asia, en Latinoamérica, se vienen muriendo de hambre desde hace décadas. Desde hace mucho, unas pocas voces reclaman ínfimas inversiones para desarrollar en esos lugares una mínima economía de subsistencia, una sanidad básica, una educación elemental. Y en esos casos, los gobiernos, esos que tienen la desvergüenza de convocarse con “G” mayúscula (me ahorro decir de qué es la inicial realmente), ésos, decía, van y destinan un porcentaje mísero, insultante, que no le llegaría a cualquiera de sus magnatarios ni para el tinto de unas Navidades en familia.

¡Ah! Pero ahora la economía está en crisis. pues nada, millones por aquí y millones por allá. Viagra financiero por un tubo, que hay que levantar la situación. Eso, claro, para quien tenga algo que levantar, que son, claro, los de siempre.

Al término de esta reunión, como de costumbre, estrecharán las manos, y como dijo aquél, cambiarán algo para que todo siga igual. Y cada uno de vuelta a su casa se animará a decir que la cosa está solucionada. Que con paciencia, sacrificio y una buena ayuda a ese capitalismo que nunca la quiere, la economía mundial volverá a estar fuerte en dos o tres años.

¡Ahí es donde quisiera estar yo! Para preguntarle al cachondo si eso significa realmente que la situación económica en “todo” el mundo estará bien, o sólo donde siempre lo estuvo.

Creo que nunca se vio tan claro cómo en manos de unos pocos —nosotros, los que podemos escribir y leer en internet— está la opción de ayudar a muchos o dejarlos a su suerte, que suele ser mala por lo general. Nunca antes se vio aflorar tantísimo dinero público, destinado a reflotar la economía propia. Al que no pueda, que le den flores.

Cuanta falacia, cuanta bajeza, cuanta hipocresía... cuanta política.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Un alto en el camino para oler una flor

Será por la sobredosis de cine bucólico y nostálgico que me estoy dando esta semana, el caso es que ando un tanto sensiblón. Hoy no pensaba escribir en el blog, porque ando más agobiado trabajando que los del Ku Klux Klan tras las pasadas elecciones. Pero esta mañana, en el coche, he venido escuchando una canción que me encanta. La he oído cien veces y todas, sin excepción, me emociona.

Es una canción perdida en algún disco de un artista que pocos de vosotros habréis escuchado. Mejor. Así no hay prejuicios que afecten a la historia. No tengo el audio, ni importa, pero sí el texto, que es el que os paso a continuación.

No hay trascendencia ninguna, ni en este post, ni en esta canción, pero no vamos a estar cambiando el mundo constantemente, ¿no? También debemos tomarnos nuestro tiempo para disfrutar de esas pequeñas cosas por las que vale la pena seguir adelante. Como dijo alguien, habrá que detenerse de vez en cuando en el camino a admirar una rosa y constatar así que seguimos estando vivos...


Al pie de un árbol viejo

Al pie de un árbol viejo
Plantaron una rosa
Y al ir pasando el tiempo
Se puso muy hermosa

El árbol protegía
Con sus sombras a la planta
Le convidó su vida
Le convidó de su alma

Pasaron muchos meses
Tal vez años no recuerdo
Ella creció bonita
Pero el ya estaba enfermo

El tiempo fue pasando
Y el árbol ya sin hojas
Le cortaron las ramas
Le cortaron las ramas
Y ya no le dio sombra

De aquel árbol tan grande
Casi no queda nada
Pero la planta sigue
Al árbol aferrada

Según pasan los días
Esa planta va rodeando
Al árbol que está triste
Y ya se va secando

Los dos están unidos
Mucho mas por sus raíces
Y el tiempo que les queda
Pretenden ser felices

Aunque se muera el árbol
Tal vez en este otoño
A la planta bonita
A la planta bonita
Le vienen tres retoños

martes, 11 de noviembre de 2008

...más cine, por favor

Sobredosis de cine la que me estoy pegando esta semana en compañía de mi buen amigo Adrián (alias Mr. X) y los refuerzos de Pepe, Ali o Alberto, ese simoniano de pura cepa, compañero de viaje en aquella memorable aventura parisina de nuestra más tierna juventud.

Ayer hubo un poco de cine español con 3 días, de Javier Gutiérrez; italiano, con Il Divo, de Paolo Sorrentino (estremecedor retrato de la corrupción política y social en Italia a través de la figura de Giulio Andreotti); y un clásico con mayúsculas, el Nosferatu de Murnau. Ver este título clave del cine mudo, modelo de expresionismo alemán, es siempre un gran placer, pero hacerlo además en pantalla grande, en un teatro como el Lope de Vega, con música en directo de un trío de jazz... eso ya una experiencia difícil de igualar. Cierto es que el jazz no es precisamente lo que mejor encaja con la historia ni con la estética del filme, pero salvando unos pocos momentos algo "chirriantes", el conjunto mereció con mucho el esfuerzo.

Y hoy... Hoy, amigos, es el gran día. Después de hoy quedarán cuatro días de festival, pero para mí habrá pasado lo mejor. Difícilmente una próxima edición de este certamen iguale un cartel como el que hoy disfrutaré -a no ser que programen un ciclo Hitchcock, claro-, pues se trata de dos de mis películas favoritas: a las cuatro de la tarde, recién salido del trabajo, con un sandwich rápido para acallar ecos estomacales, me sumergiré en esa sinfonía de los sentimientos que es Lawrence de Arabia. ¿Sabéis lo que debe ser ver esa lenta y elegante aparición de Omar Sharif entre la arena ardiente... ¡¡en pantalla grande!!? ¿Y esa toma de Aqaba (versión Cabo de Gata)? ¿Y esa cerilla apagándose y estallando ante nosotros los intensos rojos del desierto? Sí señor, va a ser algo grande...

Pero es que, cuatro horas, un café y un paseo después, hacia las once y media, rondando la media noche, volveré al Lope de Vega para embobarme con el Drácula de la Hammer, con ese Peter Cushing como holmesiano cazavampiros y esa música James Bernard que estremece al más bravo. Este año se cumple medio siglo del estreno de esta legendaria cinta, y la filmoteca británica ha preparado una copia restaurada que va estar para comérsela.

¿Que si no he visto ya estas películas? ¡Y tanto! ¿No he dicho que son dos de mis favoritas? ¿Y qué? ¿Es que tú no te cansas de ver el Guernica, o tú de escuchar el Yesterday de los Beatles o la novena de Beethoven? Pues eso. Además, en serio, ver cualquiera de estos clásicos en pantalla grande, en versión original, en una sala repleta de aficionados (esto es, gente que va al cine a ver cine, no a hacer ruidito con las palomitas, el móvil o la bolsa de Mango), esta experiencia, decía, es maravillosa. Te da la sensación de estar viendo esas películas por primera vez, y es algo mágico. El domingo, las casi cuatro horas de Doctor Zhivago se pasaron en un suspiro.

Se tratará de un don, como dice Alec Guinness al final de esa pieza maestra. O será que algunos preferimos llevar esta doble vida, a un lado y a otro de la pantalla. Y combinar así, cual superhéroe, nuestra rutina diaria con las más apasionantes aventuras en los confines del mundo. Por eso termino ya este post, que tengo que aligerar trabajo antes de embutirme en la chilaba y poner rumbo en camello hacia el pabellón de oficiales británicos de la Plaza de España.

Y que nadie me diga que perdemos el tiempo con tanto cine. ¿no lo dejó claro ya François Truffaut?

"Quien ama el cine, ama la vida".

Amén.

lunes, 10 de noviembre de 2008

En el último trago nos vamos...

Vamos hoy con un poco de música... o más bien talento para componerla. Quiero hoy dedicar un pequeño rincón de este blog a don José Alfredo Jiménez, uno de los grandes autores mexicanos y sin duda uno de los más influyentes y de mayor repercusión internacional de toda latinoamérica. Basta echar un vistazo a la cantidad de artistas que han grabado versiones de sus temas para comprobar el alcance de su obra.

Y es que lo de don José Alfredo era mucho más que pura tradición ranchera. Sus canciones son desesperadas crónicas de amores terribles, de esos que matan y por los que se muere. Los sentimientos plasmados en ellas son tan vivos y universales que resulta difícil no emocionarse al escucharlas.

Sus visiones de temas como el amor y el desamor, los celos, la amistad o las borracheras, han marcado a toda una generación de artistas posteriores, empezando por el patrio Joaquín Sabina, aunque tal vez nunca tuvo mejores intérpretes que Antonio Aguilar y Chavela Vargas.

Aunque algunas de sus melodías son geniales, hoy quiero quedarme con sus textos. José Alfredo Jiménez compuso cientos de canciones, y demasiadas son imprescindibles en su producción, así que me he decidido por seleccionar algunas estrofas que me resultan especialmente emotivas en su legado.

¡¡Ahí les van pues!!

No vale nada la vida
la vida no vale nada
comienza siempre llorando
y así llorando se acaba
por eso es que en este mundo
la vida no vale nada

Y te voy a enseñar a querer, y a querer, y a querer...
...porque tú no has querido.
Ya verás lo que vas a aprender
cuando vivas conmigo

Llegó borracho el borracho
pidiendo cinco tequilas
y le dijo el cantinero
se acabaron las bebidas
si quieres echarte un trago
vámonos a otra cantina.

Yo sentí que mi vida
se perdía en un abismo
profundo y negro
como mi suerte.
Quise hayar el olvido
al estilo Jalisco
pero aquellos mariachis
y aquel tequila
me hicieron llorar.

La quería más que a su vida
y la perdió para siempre;
por eso lleva una herida
por eso busca la muerte

Sonaron cuatro balazos
a las dos de la mañana.
Lo fui a matar en tus brazos,
sabía que allí lo encontraba.
No creas que alguien me lo dijo,
me dio la corazonada.

Te quise amar
y tu amor no era fuego
no era lumbre,
las distancias apartan las ciudades
las ciudades destruyen las costumbres.

Por tu amor que tanto quiero y tanto extraño
Que me sirvan otra copa y muchas más
Que me sirvan de una ves pa' todo el año
Que me pienso seriamente enborrachar.
Si te cuentan que me vieron muy borracho,
Orgullosamente diles que es por ti.
Porque yo tendré el valor de no negarlo
Gritaré que por tu amor me estoy matando
Y sabran que por tus besos

Que se me acabe la vida
frente a una copa de vino
Y que te diga el destino
que vas a vivir sin mí
Que se me cierren los ojos
que fueron tu gran cariño
Y que se sienta en tu pecho
de veras que ya me fui

Tómate esta botella conmigo
y en el último trago nos vamos...

domingo, 9 de noviembre de 2008

587 palabras sobre nostalgia, cultura popular y aquellos maravillosos años

Ojo, no es que por ser domingo ande yo perro y no quiera escribir. De hecho, hoy no iba a colgar ningún post sencillamente porque no me apetecía. Pero me he encontrado en la edición digital de la revista Esquire con un artículo que ha hecho aflorar mi encantadora sonrisa ladeada -corte Steve McQueen-, así que me he decidido a presentarlo por aquí. Está firmado por Óscar Lombana el pasado 10 de octubre, y lleva por título:

¿De verdad añoramos los 80?
587 palabras sobre nostalgia, cultura popular
y aquellos maravillosos años. ¿O no tanto?

En los 90, le teníamos bastante tirria a los dichosos 80. Era un alivio dejarlos atrás. Renegábamos de los calcetines blancos con mocasín negro y de los ‘piños’ de Margaret Thatcher; nos reíamos del rombo pintado en el ojo de Ramoncín y de las cazadoras vaqueras con hombreras. Pero un día, sin avisar, el tiempo lo transformó todo en venerable y le encontramos virtudes a la década. El folclore se convirtió en talento y lo ridículo en una explosión de creatividad.

La moda, las pelis de ‘Alien’, Felipe ‘Gon’ dando ‘un meeting’, Raffaella Carrà moviendo el esqueleto, Reagan abrazando a Gorbachov, Mecano llenando las plazas de toros, Ouka Lele coloreando fotos, ‘Blade Runner’ en las carteleras, corbatas estrechas de cuero, los lagartos de ‘V’, la lambada, Almodóvar vestido de torero con peineta, las Adidas con velcro, gremlins incordiando, los Milli Vanilli defenestrados... Peter Pan y Freud estarían encantados. Todos de cabeza por el túnel de la nostalgia. Los hijos de Torrebruno y Triqui suspirando por olvidarnos de la hipoteca. Volver a ser críos sin más preocupaciones que terminar la colección de cromos. Quién no querría volver a decidir entre Beta y VHS, leer ‘Neuromante’ por primera vez, beber Coca-Cola a morro en una botella de vidrio verde, explotar un globo repleto de azúcar de un tacote de Cheiw Junior, besar a tu novia y sonrojarte... Quién no querría darle seis tapas de Yoplait al panadero y ganar un reloj digital o ver el anuncio de ambientador Menforsan antes de empezar la peli y salir del cine haciendo ‘la grulla’ tras ver ‘Karate Kid’.

¿Pueden los rombos, las hombreras y las Nike de Marty McFly convertirse en cultura? ¿Puede algo casposo y chirriante transformarse en objeto de debate? ¿Pueden un montón de cosas ridiculillas y una estética para echar a correr convertirse en algo memorable? Supongo que sí. Un ejemplo. Cuando a la gente le preguntan por su agente doble cero favorito la respuesta suele ser unánime: “Sean Connery”. Me encanta Connery, no digo que no, levanta bien la ceja y en ‘Los Inmortales’estaba genial con su sombrero y su katana. Pero a mí el que me gustaba de crío era Roger Moore. Roger Moore saltando de la Torre Eiffel sin perder un gramo de apostura, con esmoquin bajo su traje plateado de astronauta actuando en cámara lenta para simular la baja gravedad; conduciendo la mitad de un coche por los Campos Elíseos mientras persigue a la salvaje Grace Jones.

El actor más ‘naif’ de la saga. A sus pelis sólo les faltaban onomatopeyas tipo “PAM” y “BUM” de la serie ‘Batman’ de los 60. Nos gustaba su boli-bazooka, su coche submarino y su cinturón ballesta.Nos emocionaba entonces y nos sigue ‘molando’ ahora, cuando tras la suficiencia de los años sonreímos pensando en la cándida adolescencia. Tal vez sea porque a todos nos agrada tener un lugar, aunque sea en la memoria, donde refugiarnos e irnos un momento de vacaciones. O porque el cerebro se encarga de envolver el pasado en una especie de celofán edulcorado que todo lo perdona. Probablemente, es difícil resistirse al recuerdo de la inocencia. Roy Batty ha engordado, Michael Jackson se ha convertido en un elfo y Butch Cassidy acaba de irse. Así que no nos queda otra que seguir viviendo en la década del XXI, comprando recuerdos en e-Bay,esnifando goma Milán-Nata a escondidas y poniéndonos camisetas de Hanna-Barbera para que todo el mundo sepa lo‘vintage’y enrollados que somos. Al menos mientras los coches no vengan con Condensador de Fluzo de serie.

Óscar Lombana. Revista Esquire

viernes, 7 de noviembre de 2008

Las coplas de Joan Manuel

Creo que eran John Ford y Charles Bukowski quienes decían que no podías fiarte de alguien que fuese abstemio. Bueno, no me pronunciaré al respecto, pero sí que podría secundar la idea de que uno no debería fiarse demasiado de alguien a quien no le guste Joan Manuel Serrat.

Creo que las canciones de Serrat, como las películas de Woody Allen, los relatos de Hemingway o los cuadros de Cézanne, son obras de arte tan sensibles, profundas y universales, que hay que tener el corazón de granito y el alma de chapa remachada para que no te lleguen bien dentro.

Entre sus centenares de composiciones se cuentan piezas magistrales, impecables en la lírica y contundentes en el mensaje. Ya lo dijo, creo, García Marquez: si hay un Bob Dylan de la lengua castellana, ése es Joan Manuel Serrat.

Bueno, claro, también están los españolistas o españobobos que directamente ni se paran a escuchar sus canciones por aquello del catalanismo de Serrat. Es curioso cómo, muchas veces, los que acusan de acérrimos o radicales,suelen serlo más que aquéllos contra los que van. En fin. Son discusiones baldías tras las que cada cual seguirá pensando igual, así que nos quedaremos con la música.

Concretamente, con tres actuaciones tan buenas como curiosas y emocionantes de Joan Manuel Serrat ese creador "tan catalanista" que ha sido de los pocos, junto al desaparecido Carlos Cano, en reivindir el género de la copla,"españolista" por excelencia. Así que, señores, dejémonos de monsergas. Aquí está "el Nano" cantando Ay pena, penita, pena, en un homenaje a Lola Flores; Pena Mora, en un mano a mano nada menos que con Juanito Valderrama; y su Romance de Curro el Palmo, tema imperecedero con ese estribillo que estremece:

¡Ay, mi amor! Sin ti no entiendo el despertar.
¡Ay, mi amor! Sin ti, mi cáma es ancha.
¡Ay, mi amor! Que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad...
...y un pedacito de escarcha

Ya lo dijo otro Maestro: "Quien quiera oír, que oiga".

Ay pena, penita, pena


Pena Mora


Romance de Curro el Palmo

El hombre tranquilo, on the rocks

En esta mañana de viernes vamos sonreír un poco con un montaje especial. Dos personajillos, de nombres Scott Bagus y Kelly Monicon, han hecho un singular montaje de audio e imagen de esa obra maestra homérica que es El hombre tranquilo, de San John Ford, con Don John Wayne. Vienen a decir que el vídeo "explora algunos de los campos planteados por la película como el feminismo, la identidad cultural o roles históricos".

Sea como sea, el caso es que es simpátido y bastante brillante. Está colgado en la web blip.tv y lo recoge Zitor en su blog sobre Duke, Racuncho Wayne, por el que os recomiendo pasaros de vez en cuando.


jueves, 6 de noviembre de 2008

Colaboraciones en 'La página web de Mr. X'

Ayer se me pasó linkear mi participación en La página web de Mr. X. Se trata de un blog de cine en el que a partir de ahora colaboraré cada vez que la inspiración y las ganas así me lo permitan. La cosa no es moco de pavo, pues la web en cuestión ha quedados eleccionada en tercer puesto en la tercera edición de los Premios 20Blogs, convocados por el diario 20 Minutos. En total fueron más de 4.500 los blogs incritos en las 20 categorías existentes (175 en la categoría de cine). Y aún está por otorgarse el premio al mejor blog del año, que elegirá un jurado entre los clasificados anteriormente.

Bueno, pues mi colaboración de ayer llevaba por títulos Las mejores películas sobre... racismo, y empezaba así:

En un día como hoy, que tanto hablamos del gran paso que supone para los afroamericanos que un hombre negro llegue a la Casa Blanca, parece interesante recordar las diversas miradas que ha echado el cine al tema del racismo.

Si queréis leerlo entero, pinchad en la imagen.

Presentación de 'El regreso del Capitán Nadie'

El próximo lunes 17 de noviembre, a las 20.00 horas, el escritor sevillano -y buen amigo de éste servidor de ustedes- José María Carrasco presentará en la Fnac Sevilla el libro El regreso del Capitán Nadie, el nuevo volumen de las aventuras de este singular héroe hispalense

Publicado en la primavera de 2005, 'El Capitán Nadie' va ya por su tercera edición. Su autor sigue siendo reclamado en centros educativos de diversas comunidades autónomas para hablar sobre su creación, comentando la lectura con niños y jóvenes y alentando en éstos de manera entusiasta el placer de leer.

Este éxito ha llevado a la editorial Edebé ha respaldar ahora la publicación de estas nuevas aventuras de Paquito, el joven sevillano convertido en un superhéroe poco habitual, el Capitán Nadie. En la segunda entrega de la historia, José María Carrasco desvela algunos secretos sobre la historia de Paquito y sus amigos, y los sumerge en nuevas situaciones que, no por cotidianas, dejan de resultar sumamente seductoras.

Don Pepe ha tenido a bien invitarme para que le acompañe en esa presentación. Claro, con mi pinta de Clark Kent castizo me habrá visto como el más idóneo para hablar de superhéroes de andar por casa. Así que, ya sabéis. Si animáis -y así lo espero- el lunes 17 nos vemos en la Fnac para pasar un buen rato entre libros y amigos; ¿se puede pedir más?

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El sueño, más cerca

Sí, señor. Unos dirán que no significa tanto, otros dirán que no ese trata más que de otro esclavo del sistema, pero yo creo que no, que al margen de las lecturas y consecuencias políticas de su elección, la llegada de Barak Obama a la Casa Blanca marca un hecho histórico. La elección de un hombre negro como Presidente de los Estados Unidos, es uno más de los logros del movimiento por los derechos civiles, iniciado en los años cincuenta y capitaneado el reverendo Martin Luther King.

Un logro más como las medallas de oro teñidas de orgullo racial de Jesse Owens en las olimpiadas del Berlín nazi de 1936, o los puños en alto de Tonmie Smith y John Carlos en las de México del 68; un logro más como la formación de la escuadra Tuskegee de pilotos afroamericanos, como la negativa de Rosa Parks a cederle su asiento en el autobús a un hombre blanco en Montgomery, en 1955, y el posterior boicot al servicio de transporte público por parte de toda la población negra de la ciudad; un logro como el de los primeros negros admitidos en institutos y universidades, el de los primeros a los que se les permitió usar el mismo lavabo que a los blancos o bañarse en la misma piscina.


La prensa -nunca os fiéis de la prensa, os lo dice un periodista-, maestros en desapasionar asuntos, le quita hierro al tema y dice que Obama es un negro "poco negro", que ha vivido como un blanco, que parte de su familia es blanca... Ésa no es la cuestión. El hecho es que, desde el 20 de enero de 2009, habrá un afroamericano en el Despacho Oval. Y eso es histórico. Eso es bueno. También a algunos artistas que abrieron sendas para los de su raza, como Sammy Davis Jr. o Sidney Poitier, les acusaron de venderse, de adoptar un estilo blanco para triunfar entre éstos. Pero la realidad es que, gracias a ellos, muchos pudieron llegar alto, triunfar, y codearse con esos mismos blancos.

No importa cómo haya llegado, no importa lo que haga durante su mandato. No prohibirá la tenencia de armas ni hará del país una nación pacifista, está claro. Auqnue quisiera, de hecho, no se lo permitirían. La cuestión de peso, al menos la que a mí me importa, es que hace tan sólo cincuenta años, en varios estados sureños ahorcaban, mutilaban, violaban y acosaban a la población afroamericana con total impunidad. Se les negaban derechos mínimos, y a los "cruzados de la libertad", los blancos que intentaban protegerlos y luchar con ellos, se les ultrajaba y asesinaba con el mismo desprecio. Que medio siglo después un negro se haya convertido en el hombre más poderoso de Estados Unidos -al menos sobre el papel-, debe ayudarnos a entender por qué miles de personas, como el reverendo Jesse Jackson, han derramado sus lágrimas de emoción esta mañana.

"Yes, I can!", gritaban hace cincuenta años en sus movilizaciones. Sammy Davis incluso grabó una canción con este título. La pasada noche, en Estados Unidos, millones de hombres y mujeres, blancos y sobre todo negros, recuperaban esa proclamación: "¡Sí, yo puedo! ¡Sí, podemos!"

Supongo que, en alguna parte, Katie Hepburn se habrá acercado a Spencer Tracy para susurrarle: "Adivina quién ha salido esta noche..."

Para celebrar el evento -insisto, en este momento me traen sin cuidados sus proyectos políticos-, os dejo una canción y un vídeo. La tema musical es, por supuesto, We shall overcome, 'Venceremos', el himno por antonomasia de la lucha por los derechos de los afroamericanos. Es un tema gospel, compuesto por el reverendo Charles Tindley, que fue adaptado y popularizado por Pete Seeger, del que pincho aquí una emocionante actuación en el Carnegie Hall de Nueva York, a comienzos de los sesenta, en plena lucha por los derechos civiles.


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We shall overcome

Venceremos, venceremos
Venceremos, algún día
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Caminaremos de la mano, caminaremos de la mano
Caminaremos de la mano, algún día.
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Viviremos en paz, viviremos en paz
Viviremos en paz al fin
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

El mundo entero, el mundo entero
El mundo entero, un día.
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Y no tenemos miedo, no tenemos miedo
No tenemos miedo, hoy
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

Venceremos, venceremos
Venceremos, algún día
En lo más profundo de mi corazón, tengo fe
En que un día venceremos.

En cuanto al vídeo, para los que sientan interés, aquí tenéis los cinco minutos clave del popular discurso de Martin Luther King I Have a Dream, con sus correspondientes subtítulos incluidos. El 23 de agosto de 1963, más de 250.000 personas marcharon hacia Washington para celebrar ante el Capitolio una serie de actos de los que este discurso fue el gran colofón. Haced un esfuercito y aguantad hasta el final. De vez en cuando, merece la pena escuchar cosas que pueden calar tanto en el alma de un ser humano.

martes, 4 de noviembre de 2008

'America, por qué la amo' (yo no, el Duke)

Esta noche nuestra será el gran día de los estadounidenses. Las elecciones presidenciales en las que, por primera vez en su historia, un afroamericano opta a la Casa Blanca. Así que hoy nos teñiremos de barras y estrellas. Ayer encontré un reproductor muy curioso para el blog y quería buscar algo con lo que probarlo. Y se me ocurrió aprovechar la fecha.

Hoy os traigo, nada más y nada menos, al mismísimo John Wayne. Tal vez alguno no lo sepa, pero el Duke se animó en su día a grabar un disco. Aunque, todo hay que decirlo, no cantaba, sino que recitaba poemas.

El proyecto surgió durante los convulsos días de la presidencia de Richard Nixon, en una América sobrecogida por la retirada de Vietnam, unas instituciones acosadas por el escándalo Watergate y una sociedad diezmada por las luchas entre razas, clases sociales y generaciones. Así que, en septiembre de 1973, Duke Wayne decidió aportar su grano de arena en un desesperado intento por recuperar los valores de la vieja nación en decadencia, y para ello grabó este álbum que no tardaría en convertirse en todo un clásico. Baste decir que tras años descatalogado, se reeditó en octubre de 2001, por primera vez en CD, y fue todo un éxito.

John Mitchum, hermano del gran Robert Mitchum, fue el autor de los diez poemas, que aunque pueda parecer lo contrario, no hacen gala del tufillo fascistoide que podría esperarse —salvando tal vez los cortes Taps y Why are you marching, son?—, sino que apuestan por la sencillez, por resaltar las costumbres y tradiciones del país, sus lugares y sus gentes.

Es justo reconocer que Wayne interpreta cada una de las composiciones, con verdadero sentimiento, poniendo el alma en las palabras y logrando que su característica voz fuese un instrumento musical más de los que acompañan la poesía.

El actor estuvo trabajando en el disco a lo largo de dos años y medio, entre rodaje y rodaje. Las temas finalmente incluidos fueron Face the Flag, The Good Things, Why are you marching, son?, An American Boy Grows Up, The Hyphen, The Pledge of Allegiance, My Roots Are Buried Here, Taps, The People y America, Why I Love Her, el corte principal, el más difundido con diferencia y el que acabaría dando título al trabajo.

Los asiduos a este blog ya sabéis que no soy tozudo en cuestiones ideológicas. Los tozudos me aprecen aquellos que generalizan, critican y condenan basándose en tópicos e ideas preconcebidas. Por ello pincho hoy con agrado este America, por qué la amo -con su correspondiente traducción-, como simple pieza de calada histórico y social. El canto de amor a un país por parte de uno de sus símbolos más reconocibles: el actor John Wayne.

Tal vez suene fuerte eso de “símbolo” para referirse a una persona. Pero así quedó fijado en cierto modo cuando se le concedió la Medalla de Oro del Congreso. Fue uno de los primeros artistas en recibirla. En ella, se inscribe el nombre de la persona y, digamos, su logro: político, deportista, científico... En el caso del Duke, se optó por labrar en ella: John Wayne - Americano.


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América. Why I Love Her

¿Me preguntas por qué la amo?
Bueno, dame tiempo y te explicaré.
¿Has visto alguna vez una puesta de sol en Kansas
O la lluvia en Arizona?
¿Te has dejado ir a la deriva
en los canales de Louisiana?
¿Has visto la fría niebla
levantarse sobre la Bahía de San Francisco?
¿Has escuchado el canto de los pájaros
En los pinos de Carolina,
O el rugir de los motores
en las minas de las os Apalaches?

¿Te produce escalofríos la llamada del Niágara
Cuando escuchas caer su agua?
¿Miras con temor y admiración,
En su orilla de Massachusetts,
Donde los hombres que desafiaron el difícil nuevo mundo
Dieron su primer paso sobre la Roca Plymouth?
¿Piensa usted en ellos cuándo paseas
A lo largo de un muelle de ciudad de Nueva York?
¿Has visto caer un copo de nieve
En lo más alto de las Montañas Rocosas?

¿Has visto el sol ocultarse
desde el brillante cielo de Nevada?
¿Te aproximas a Columbia
como ella se precipita hacia el mar,
O inclinas tu cabeza en Gettysburg
Ante nuestra lucha para ser libre?
¿Ha visto las poderosas Tetons?
¿Has presenciado el vuelo de un águila?
¿Ha visto el Mississippi arrullando
La orilla de Missouri?

¿Has sentido un escalofrío en Michigan
Cuándo durante un día de invierno
Sus aguas rugen a lo largo de la orilla
En una ensordecedora presencia?
¿Te resulta cálida la palabra “Aloha”?
¿Mira fijamente la incredulidad
Cuándo ve el oleaje
aproximarse con rabia a Waimea Reef?

Desde el frío de Alaska a las tierras pantanosas.
Desde el Río Grande hasta Maine
Mi corazón grita, mi pulso corre rápido
Ante la grandeza de su alcance.
Me preguntas por qué la amo
Tengo un millón de razones
Mi hermosa América
Bajo el gran cielo de Dios.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Entrevista en Anika entre Libros

El amigo Javier Illán Vivas sigue prestándome todo su inestimable apoyo en mi promoción literaria. Esta semana, la entrevista que me hizo recientemente la tenéis en la portada de Anika entre Libros. En ella hablamos sobre mi último libro, 'Elvis. Corazón solitario', y comentamos inquietudes varias.

Para rematar la sorpresa, la charla viene ilustrada con un montaje de todos mis libros sobre una foto del autor; ¡me encanta! (el montaje, no mi foto, jejeje). ¿Qué le vamos a hacer? Es como la vieja foto del patriarca rodeado de todos sus retoños...

Si queréis acceder directamente a la interviú, pinchad sobre la imagen.

Un buen pastiche, o 'Houdini y Sherlock Holmes'

Título: Houdini y Sherlock Holmes
Autor: Daniel Stashower
Editorial: La Factoría de Ideas
Año: 2008
Páginas: 256

Cuando Harry Houdini es encerrado por espionaje, víctima de un montaje, Sherlock Holmes se compromete a limpiar su nombre. Ambos se unen para derrotar a los criminales que quieren chantajear al príncipe de Gales. El caso requiere de todas sus habilidades; y aún más. Houdini consigue transformarse en ectoplasma y protagoniza una audaz huida de Scotland Yard. Watson se convierte en la única persona en presenciar su fuga de una celda...

La historia no podría resultar más prometedora. El detective de ficción más famoso del mundo y el mago real más admirado se reúnen en esta ficción apasionante que recupera el sabor de las clásicas aventuras detectivescas y asegura un rato agradable inmerso entre sus páginas.

Su autor, Daniel Stashower, es un gran conocedor de todo el universo holmesiano, pues entre otras cosas, su biografía de Arthur Conan Doyle, Teller of Tales, recibió en el año 2000 los reconocidos premios Edgar y Agatha. Es autor de varias novelas, como The Beautiful Cigar Girl y The Boy Genius and the Mogul, ambas con versión cinematográfica en proyecto, pero fue la aventura de Holmes y Houdini el libro con el que dio el salto al terreno de la narración unos años atrás. Con esta obra volvió a hacerse con los premios Edgar y Agatha, gracias a una efectiva mezcla de magia e imaginación, ficción y realidad.

Las múltiples posibilidades del universo del detective universal, sumado al ansia de millones de lectores por leer nuevos casos, ha favorecido la proliferación de “pastiches”, como se denomina a las obras de Holmes no firmadas por su autor original (lo siento, no lo aclaré en el post anterior). Y entre esa ingente producción no todo es salvable. Sherlock Holmes contra Jack el Destripador, contra Drácula, contra los nazis, en el mundo de horror de Lovecraft... Hay pastiches fantásticos y otros más bien olvidables, y es desde luego entre los primeros entre los que se inscribe, y en un alto puesto de la clasificación, este Houdini y Sherlock Holmes.

Stashower sabe actualizar las clásicas tramas decimonónicas sin eliminar por ello el regusto a tabaco de pipa, a calles mojadas, a coñac y a trajes de gala. Todo ello, con un estilo más que correcto pero sin querer destacar por encima del protagonista de la obra, que no es el escritor, sino Holmes (algo que no tenía muy claro Caleb Carr). Una capacidad siempre plausible la de Stashower a la hora de evocar y crear ambiente para llevar de la mano al lector a un mundo de misterio e ilusión del que no querrá salir.

Un mal pastiche, o 'El caso del secretario italiano'

Título: El caso del secretario italiano
Autor: Caleb Carr
Editorial: Ediciones B
Año: 2006
Páginas: 304

Caleb Carr retoma la senda de Conan Doyle para ofrecer un nuevo caso de Sherlock Holmes, al que aporta el rigor histórico y el profundo conocimiento de la psicología humana que caracteriza toda su obra. Una de las novelas más populares de Conan Doyle es El perro de Baskerville (1902), cuya resolución tiene tintes paranormales. Poco más de un siglo después, Caleb Carr, que conoció el éxito internacional con su thriller histórico El alienista, retoma a Sherlock Holmes como protagonista de una nueva investigación con connotaciones sobrenaturales. En esta ocasión, Sherlock Holmes, ayudado por el incondicional Watson, investigará el apuñalamiento, en el siglo XVI, de David Rizzio, un confidente de la reina María de Escocia.

Eso es lo que viene a contar la contraportada del libro, y la verdad es que es una descripción bastante acertada. Sobre todo en eso de "profundo conocimiento de la psicología humana", porque este Holmes es más eso, un analista de psiques que de huellas en el parterre. No he leído ninguna de las anteriores obras de Carr, pero debo decir que, como novela holmesiana, ésta no me ha hecho demasiada gracia.

Creo que existe un problema cuando se combina un personaje de historia y carácter tan reconocibles como en el caso de Holmes, y un autor con universo personal patente y deseo de impornerlo como ocurre con Carr. La novela es más que decente, pero creo que no funciona como pastiche holmesiano. Le falta chispa, ambiente, misterio; le sobra presencia del autor. Cuando uno lee una aventura de Holmes, desea que esté bien escrita, pero no quiere ser consciente de la presencia del escritor continuamente. Es fundamental creerse que es Watson quien lo narra todo, y que narra precisamente una vivencia más junto a su amigo del alma. Aquí es difícil tragarse tanto lo uno como lo otro.

El español Rodolfo Matínez es un buen ejemplo de autor de pastiches holmesianos de calidad. Y desde luego no se mantiene en lo establecido. Experimenta, ¡y cómo!, hasta límites sorprendentes insospechados, pero respetando unas reglas básicas. En sus historias suceden cosas asombrosas y aparecen personajes que uno no imaginaría ni en sueños, pero su Sherlock Holmes jamás deja de evocar el original de Doyle. Leyéndolo, la imagen de Peter Cushing y Jeremy Brett nos asalta continuamente.

En mi opinión es una escrita con corrección, discreta como aventura holmesiana y algo anodina como obra de intriga. A mí, personalmente, me ha dejado algo frío. Para pastiche de holmes, el que recomendaré a continuación.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Siempre nos quedará este Halloween

Hacía muchos años que no asistía a una fiesta de Halloween, y la experiencia del viernes superó todas las previsiones. Fue una reunión de -terroríficos- amigos entrañable, en inmejorable clima, con algo de miedo, muchas risas, pinceladas literarias y torrentes cinematográficos.

Se dejó caer por allí alguna bruja, algún exorcista, una gitana de la buenafortuna e incluso la mismísima musa de Tim Burton. Una ambientación alucinante -música incluida- y una cena en consonancia, desde los aperitivos al postre, crearon el clima perfecto para disfrutar al final de la velada de historias y narraciones que ya hubiera querido la Amicus para sus películas de relatos.

Pero lo mejor de aquella noche, sin lugar a dudas, fueron los lazos de amistad estrechados con ese grupo de chicos y chicas a los que Marta y yo ya conocíamos, pero con los que, por fin, tuvimos la oportunidad de charlar con más calma.

Como diría mi viejo camarada Rick Blaine: