Escribo este post apurando los últimos minutos en la redacción antes de dar el portazo de salida y afrontar unas más que ansiadas vacaciones. La verdad es que esta despedida temporal debería ser algo más brillante, pero una mañana de trabajo por triplicado me ha dejado seco de ingenio y ganas.
Mañana me voy a Almendralejo, Badajoz, a ver a mi buen amigo Juanito y a comer como Dios manda (espero) en esa Extremadura linda y bonita. Y al día siguiente, sábado, Marta y yo agarramos la maleta, las bolsas, las toallas, la cremita, la gorra, el portátil, la DS, los libros ("ése no, que ya lo acabé"), la guitarra, las palitas, las pelotas... y pito del sereno de mi barrio, y nos vamos para la playa. Dos semanas de paz y sosiego en Islantilla, Huelva, para descansar y refrescar ideas.
Mira que yo siempre he sido más cabra que mero, qui'sir, más de tierra que de mar, pero oye, tiene algo eso de pasear por la playa, de perder la mirada en la inmensidad de esos dos azules que se funden en el horizonte, que me resulta harto inspirador (uy, "harto", niño, que cursi). Es verdad, perdón.
Pues eso.
Como decía, no me gustan nada estas despedidas -ni estos post- en plan "voy a contaros lo que voy a hacer porque os debe interesar mucho", así que, si esta tarde puedo, igual preparo otro más en condiciones. Pero por ahora, es lo que hay.
Señoras y señores, hasta más ver.
2 comentarios:
Pues que lo disfrutes.
Disfruta estimado amigo.
No olvides escuchar a Diamond
Nos vemos.
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