Uno se sienta ante el televisor y empieza a pasar revista y es para ponerse a llorar. Pero una cosa es asistir a fórmulas harto explotadas como Gran Hermano o sucedáneos musicales (Operación Triunfo y Fama. A Bailar, porque se quiera o no, son lo mismo, que aquél, pero con banda sonora), y otra es ya tener que soportar insultos a la inteligencia, el buen gusto y el civismo como los que individuos de la calaña Risto Mejide esparcen a diestro y siniestro. Y perdón por el tono despectivo, porque en realidad, el tipo no es más que un otro “buscapán”, que hace lo que le permiten para ganarse el susodicho. Habría que rastrear la cadena de mando para ver a quién habría que colgar por los revueltos por permitir frases del tipo: “¿A alguien más se le ha muerto un perro, un canario o un abuelo?”
Pero en fin, aplacados mi ira y mi espanto, vamos a lo que íbamos. Que tal y como está la televisión, qué sería de algunos de nosotros sin el dvd. Gracias a él, cuando ya los ojos y el sueño no dan para mucha lectura al llegar la noche, se puede uno pegar el lujazo de descubrir y deleitarse con verdaderas maravillas, tal y como acaba de ocurrirme con la serie Los Soprano.
Que sí, que ya es vieja. Estamos de acuerdo. Pero un servidor no pudo verla en el canal de pago -básicamente porque no pagaba el canal- y cuando la sexta o cuatro empezaron a emitirla el horario bailó más que John Travolta en los setenta. Total, que ahora la he conseguido al completo, en dvd, y me la estoy bebiendo. Además, es una gozada eso de verte tres, cuatro o cinco capítulos de una vez, y no tener que ir a uno por semana.
Gracias a todo eso, debo decir que ha sido la primera vez que me he enganchado a una serie de televisión con total fidelidad desde los tiempos gloriosos del Equipo A, El coche fantástico y compañía -ojo, y hablo de su emisión en TVE, no en Antena3.
Una serie magnífica, con factura cinematográfica en todos los sentidos. Un guión sólido y muy ameno, con un equilibrio perfecto entre drama, intriga, comedia, acción... ¡la vida misma! Unos personajes tan bien dibujados como sacados de la realidad son interpretados por una cuadrilla de actores que, muy a su pesar, habrán quedado marcados de por vida.
La saga cinematográfica de El padrino no podía tener un equivalente televisivo más a la altura.
Día tras día, voy consumiendo capítulo tras capítulo, ansioso por descubrir cómo se resuelven los trapicheos, las traiciones, los romances y las venganzas de Tony Soprano y su familia. Lo hago con inmenso placer, aunque también con el temor oculto a que inevitablemente llegue un final que ya siento próximo.
Aunque no pasa nada, pues para lo que hay que ver, igual me la zampo de nuevo. ¿Cuántas veces no ha visto el personal los mismos capítulos de Friends, por citar una de las sempiternas? Pues eso.
A quien no se haya animado a verla, que lo haga. Reconozco que yo hice un intento, vi dos o tres capítulos y lo dejé. Poco después, ante los excelentes comentarios, me forcé a intentarlo de nuevo, y me alegro de haberlo hecho. Abrid la puerta de casa a la familia Soprano. No os arrepentiréis.
Pero en fin, aplacados mi ira y mi espanto, vamos a lo que íbamos. Que tal y como está la televisión, qué sería de algunos de nosotros sin el dvd. Gracias a él, cuando ya los ojos y el sueño no dan para mucha lectura al llegar la noche, se puede uno pegar el lujazo de descubrir y deleitarse con verdaderas maravillas, tal y como acaba de ocurrirme con la serie Los Soprano.
Que sí, que ya es vieja. Estamos de acuerdo. Pero un servidor no pudo verla en el canal de pago -básicamente porque no pagaba el canal- y cuando la sexta o cuatro empezaron a emitirla el horario bailó más que John Travolta en los setenta. Total, que ahora la he conseguido al completo, en dvd, y me la estoy bebiendo. Además, es una gozada eso de verte tres, cuatro o cinco capítulos de una vez, y no tener que ir a uno por semana.
Gracias a todo eso, debo decir que ha sido la primera vez que me he enganchado a una serie de televisión con total fidelidad desde los tiempos gloriosos del Equipo A, El coche fantástico y compañía -ojo, y hablo de su emisión en TVE, no en Antena3.
Una serie magnífica, con factura cinematográfica en todos los sentidos. Un guión sólido y muy ameno, con un equilibrio perfecto entre drama, intriga, comedia, acción... ¡la vida misma! Unos personajes tan bien dibujados como sacados de la realidad son interpretados por una cuadrilla de actores que, muy a su pesar, habrán quedado marcados de por vida.
La saga cinematográfica de El padrino no podía tener un equivalente televisivo más a la altura.
Día tras día, voy consumiendo capítulo tras capítulo, ansioso por descubrir cómo se resuelven los trapicheos, las traiciones, los romances y las venganzas de Tony Soprano y su familia. Lo hago con inmenso placer, aunque también con el temor oculto a que inevitablemente llegue un final que ya siento próximo.
Aunque no pasa nada, pues para lo que hay que ver, igual me la zampo de nuevo. ¿Cuántas veces no ha visto el personal los mismos capítulos de Friends, por citar una de las sempiternas? Pues eso.
A quien no se haya animado a verla, que lo haga. Reconozco que yo hice un intento, vi dos o tres capítulos y lo dejé. Poco después, ante los excelentes comentarios, me forcé a intentarlo de nuevo, y me alegro de haberlo hecho. Abrid la puerta de casa a la familia Soprano. No os arrepentiréis.
3 comentarios:
Buenas tardes. Soy el hermano del barbudo de esta web.Mi humilde comentario quiere hacer referencia a que Los Sopranos no está mal, pero desde aquí animo a todos los visitantes de esta web a que vean la mejor serie que se ha creado nunca...LOST.
Javier Márquez,no me critiques.Estamos en un país libre.
Por cierto,acabo de terminar de estudiar LADE y busco trabajo.Soy muy responsable.
besitos y besitas
Es verdad, no lo voy a negar, este señor es mi brother (de los de verdad, no de los "¡Qué pasa mi brother!"), y no sólo es muy responsable, sino que salta a la vita que tiene iniciativa. No deja de buscar curro ni siquiera en mi blog... jajaja
Encantado de conocerte, Santi.
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