Gran noticia: el agente 007 vuelve a las librerías (que alcance las españolas es otro cantar). El próximo 28 de mayo se conmemoran los cien años del nacimiento de Ian Fleming, y la compañía que administra su legado (¿quién quiere herederos?) no ha visto mejor manera de celebrarlo que con la edición de una nueva aventura literaria del agente secreto.
El periodista y escrito británico Sebastian Faulks fue elegido por esta corporación en julio del año pasado para ponerse manos a la obra. Diez meses después verá la luz Devil may care (algo así como El diablo puede preocuparse). La historia transcurrirá en plena Guerra Fría, 1967, justo un año después de que saliese a la venta el último libro original de Fleming, Octopussy.
Los responsables del proyecto, como ya ocurriese en el terreno cinematográfico con la magnífica Casino Royale, han decidido dejar a un lado a los herederos literarios de Fleming para apostar por un libro que enlace directamente con la tradición original de 007. Para ello, en lugar de ambientar la historia en la actualidad, como venía siendo costumbra, se ha vuelto a la guerra fría, el campo más apropiado para el Bond literario. Además, parece ser que Faulks se ha empleado a fondo para emular el estilo directo y casi periodístico de Fleming, con sus refinados gustos y violencia visceral. De hecho, en la portada reza "Escrito como Ian Fleming", lo que no sé si debe ser del todo del agrado de Faulks, pero en fin.
Tras la muerte del escritor, Kingsley Amis publicó en 1973 Coronel Sun, demasiado violenta incluso para 007. Fue una pena que la cosa no cuajase, por lo que hubo que esperar hasta 1981 para que el ya consagrado John Gardner se hiciese cargo del personaje literario (obligándole a jubilar su elegante Bentley en favor de un Saab; ¡Bond conduciendo un coche sueco!) , al que hizo protagonizar catorce novelas antes de darse por satisfecho, en 1995. Dos años después Raymond Benson tomaba el relevo como autor oficial de Bond, aportando tres cuentos y seis novelas, hasta que decidió retirarse del juego en 2002.
Desde entonces, ninguna novela de Bond había visto la luz, y es una verdadera pena, porque el Bond literario resulta infinitamente más interesante que el cinematográfico, especialmente el de la era Fleming. Es un personaje realmente duro, cínico y todoterreno, y a pesar de todo, mucho más creíble que el perfilado a partir de las últimas entregas de Sean Connery (por no hablar ya del risueño Roger Moore o el maniquí de Pierce Brosnan). De hecho, a pesar de las críticas recibidas, es cierto que el nuevo Daniel Craig se acerca bastante al original literario. Unas gotas de esencia de Connery y sería el Bond perfecto.
Y mientras las películas de 007 han remontado vuelo con nota gracias a Mr. Craig, veremos si se puede decir lo mismo de Sebastian Faulks. Devil may care, para la que se ha diseñado una portada que también remite sin pudor a los años Fleming, saldrá a la venta bajo el sello Penguin, y nada se sabe de su posible publicación en España.
El periodista y escrito británico Sebastian Faulks fue elegido por esta corporación en julio del año pasado para ponerse manos a la obra. Diez meses después verá la luz Devil may care (algo así como El diablo puede preocuparse). La historia transcurrirá en plena Guerra Fría, 1967, justo un año después de que saliese a la venta el último libro original de Fleming, Octopussy.
Los responsables del proyecto, como ya ocurriese en el terreno cinematográfico con la magnífica Casino Royale, han decidido dejar a un lado a los herederos literarios de Fleming para apostar por un libro que enlace directamente con la tradición original de 007. Para ello, en lugar de ambientar la historia en la actualidad, como venía siendo costumbra, se ha vuelto a la guerra fría, el campo más apropiado para el Bond literario. Además, parece ser que Faulks se ha empleado a fondo para emular el estilo directo y casi periodístico de Fleming, con sus refinados gustos y violencia visceral. De hecho, en la portada reza "Escrito como Ian Fleming", lo que no sé si debe ser del todo del agrado de Faulks, pero en fin.
Tras la muerte del escritor, Kingsley Amis publicó en 1973 Coronel Sun, demasiado violenta incluso para 007. Fue una pena que la cosa no cuajase, por lo que hubo que esperar hasta 1981 para que el ya consagrado John Gardner se hiciese cargo del personaje literario (obligándole a jubilar su elegante Bentley en favor de un Saab; ¡Bond conduciendo un coche sueco!) , al que hizo protagonizar catorce novelas antes de darse por satisfecho, en 1995. Dos años después Raymond Benson tomaba el relevo como autor oficial de Bond, aportando tres cuentos y seis novelas, hasta que decidió retirarse del juego en 2002.
Desde entonces, ninguna novela de Bond había visto la luz, y es una verdadera pena, porque el Bond literario resulta infinitamente más interesante que el cinematográfico, especialmente el de la era Fleming. Es un personaje realmente duro, cínico y todoterreno, y a pesar de todo, mucho más creíble que el perfilado a partir de las últimas entregas de Sean Connery (por no hablar ya del risueño Roger Moore o el maniquí de Pierce Brosnan). De hecho, a pesar de las críticas recibidas, es cierto que el nuevo Daniel Craig se acerca bastante al original literario. Unas gotas de esencia de Connery y sería el Bond perfecto.
Y mientras las películas de 007 han remontado vuelo con nota gracias a Mr. Craig, veremos si se puede decir lo mismo de Sebastian Faulks. Devil may care, para la que se ha diseñado una portada que también remite sin pudor a los años Fleming, saldrá a la venta bajo el sello Penguin, y nada se sabe de su posible publicación en España.
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