lunes, 9 de junio de 2008

Lecturas al dia: 'Trago amargo'


Título: Trago amargo
Autor: F. G. Haghenbeck
Editorial: Joaquín Mortiz
Páginas: 140
Año: 2006

Casi dos semanas sin escribir. ¿Qué le vamos a hacer? La vida, que está muy “achuchá”. Pero eso sí, vuelvo al blog por la puerta grande, con un libro de los que te dejan un buen sabor de boca que no te lo quitan diez que te leas después. Aunque esta vez creo que estoy de suerte, y que otros dos que estoy leyendo actualmente supondrán una dura competencia.

Cócteles, cine, y México. Ésos son los tres ingredientes básicos de esta novela de Francisco Haghenbeck (Ciudad de México, 1965), bien aliñados con buena literatura y servidos con un impecable pulso narrativo. Se lee de un sorbo, y si se hace saboreando uno de los muchos cócteles que se mencionan en sus páginas, tanto mejor. Yo lo hice con una demoledora serie de Dry Martinis, aunque, con el permiso de Haghenbeck, obvié su receta en favor de la de don Luis (Buñuel, of course), en la que el vermouth queda relegado a un agradable sueño impregnado en el hielo a favor de la ginebra.

Cada capítulo se abre con la receta de un cóctel diferente, y con un par de párrafos sobre su origen y aquellos personajes legendarios que ayudaron a popularizarlo. A continuación, prosigue la historia.

¿Que a santo de qué tanto alcohol en una novela? Bueno, teniendo en cuenta que entre sus protagonistas figuran el director John Houston, los actores Richard Burton y Elizabeth Taylor, y ese todoterreno de Coahuila que fue Emilio “el Indio” Fernández, está claro que no valían mojigatonerías. Éstos, claro, además del personaje principal, un detective de estrellas al que le encargan que vigile a esta troupe mientras se rueda en Puerto Vallarta La noche de la iguana, esa obra maestra de la desesperación humana en la que Sue Lyon estaba más Lolita que en Lolita.

Para facilitar la cosa, Houston regala a cada uno de los miembros del equipo un revolver de plata con balas a juego. La trama está servida. No tardarán en aparecer un par de muertos con sendos proyectiles del preciado elemento.

La novela fue ganadora del Premio Nacional “Una vuelta de tuerca” en México, en 2006, y basta sumergirse en sus páginas para darse cuenta de que merecería muchos más. Su autor recuerda que descubrió a Raymond Chandler a los 25 y se leyó todas sus novelas en un mes, para pasar a continuación a toda la serie de Belascoaran Shyne, de Paco Ignacio Taibo II. En el libro, Haghenbeck combina esas influencias con el cine más autodestructivo de Houston y Sam Peckinpah, ofreciendo así una placentera tarde de lectura sin concesiones a los refinamientos intelectuales ni a las cursilerías literarias. La suya es una narrativa directa y efectiva, que entretiene y afecta al lector, aunque no busque con ella alborotar conciencias para propiciar una revuelta social en el mundo moderno.

Eso se lo deja Haghenbeck a los abstemios. El autor prefiere quedarse con las puestas de sol de Puerto Vallarta saboreando un Gimlet o un Margarita; y un servidor, también.

No hay comentarios: